El tristemente famoso CAC queda otra vez en evidencia tras la orden emitida por un juez de suspender inmediatamente la emisión por televisión del anuncio de la plataforma pro selecciones deportivas catalanas, el del santo niño catalanista y el demoníaco, malévolo y opresor niño español. Lo que me da más tristeza y más rabia es que, suspensión mediante, el anuncio llevaba emitiéndose en la televisión pública catalana desde hacía diez días. Bienvenida sea, por lo tanto, la decisión del juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 9 de Barcelona, aunque su señoría no se haya pronunciado sobre el fondo del recurso presentado por el partido político Ciudadanos de Cataluña.
No hay por dónde agarrar el spot, ni en el fondo ni tampoco en la forma, aunque el juez estime ahora que "concurren razones de urgencia que aconsejan en este momento la suspensión de la emisión", al considerar que los niños, "principal público al que va dirigido" el anuncio, podrían sufrir evidentes daños y perjuicios de difícil restauración". Pero si, en vez de niños, resultase que los protagonistas del anuncio fueran personas mayores de edad, éste continuaría teniendo un contenido esencialmente político y seguiría siendo un auténtico disparate cuya verdadera finalidad es el enfrentamiento de los catalanes entre sí, y de los catalanes con el resto de españoles.