Lo malo que tiene el espectáculo de la Fórmula Uno es que resulta previsible hasta sus últimas consecuencias. Lo más probable es que la Liga de fútbol la acaben ganando Real Madrid o Barcelona, pero siempre existe la posibilidad de que se alce con el título el Deportivo de La Coruña, el Valencia o el Atlético de Madrid, sin embargo la distancia que existe en la Fórmula Uno entre Ferrari, (14 campeonatos de pilotos y 15 de constructores) Mc Laren (11 campeonatos de pilotos y 8 de constructores) y Williams (7 campeonatos de pilotos y 9 de constructores) es abismal con respecto al resto de competidores. Si la gente se divierte tanto con la lluvia en las carreras es justamente porque la condensación del vapor de agua contenido en las nubes ejerce como improvisado e inevitable handicap, igualando las fuerzas entre unos y otros. Hay aficionados que sólo ven la salida, y eso es así porque, si no ocurre nada extraño, el motor no se rompe o el piloto no se vuelve loco, de una buena salida depende el cincuenta por ciento del éxito de la carrera.
De ahí, por ejemplo, que al realizar su vaticinio acerca de lo que sucederá en la próxima temporada, Lewis Hamilton no cuente con Fernando Alonso, que tiene dos campeonatos en su haber, entre los favoritos al título. No es que el inglés le tenga especial manía al español, que a lo mejor también, sino que sabe muy bien que resulta improbable que Fernando se cuele entre los más rápidos conduciendo como conduce el auto de los hermanos Macana. Aún así, porque Alonso es el más inteligente y el más hábil de todos los pilotos del circuito, protagonizó un final de temporada excepcional en el último campeonato, pero la ventaja adquirida por sus rivales hizo de "colchón" y para el español resultó una misión imposible poder colocarse más arriba. Parece lógico y normal que el equipo más fuerte y prestigioso de la Liga quiera hacerse cuanto antes con los servicios del máximo goleador del campeonato: Ferrari acabará fichando a Alonso.
Dice Luis García Abad que a nadie se le escapa que Fernando quiere correr en Ferrari, y es cierto que a nadie se le escapa. Y comprendo muy bien a Alonso. Para él, que ha ido quemando etapas a lo largo de una prolífica carrera deportiva, no debe existir ya mayor motivación que la de acabar pilotando un Ferrari. Y si los propietarios de la escudería italiana tomaron buena nota de lo que ocurrió la pasada temporada, que yo creo que lo hicieron, para ellos también tiene que ser un objetivo deportivo inaplazable la contratación del piloto de Renault. Para Fernando debe resultar decepcionante y frustrante ver cómo le superan en la clasificación pilotos inferiores a él. Será francamente divertido ver qué pasa si al final se confirma el acuerdo entre los italianos y el español desvelado por La Gazzetta dello Sport. Aunque "divertido" no sea probablemente el adjetivo más acertado para definir ese "matrimonio" porque lo que sucederá es que, entre 2011 y 2014, Ferrari y Alonso ganarán al menos tres campeonatos de constructores y de pilotos respectivamente, ya lo verán. Y los demás quedarán para tirar el arroz y gritar "¡Vivan los novios!".