Yo, como ha hecho Luis en tantas y tantas ocasiones precedentes, podría cambiar ahora mismo, en este preciso instante, de opinión acerca de la presencia de Raúl en la selección española y aparentemente no tendría por qué ocurrir nada grave y nadie podría llevarse las manos a la cabeza ya que, según la moderna teoría imperante, la palabra dada vale lo mismo que un billete de siete euros y cincuenta céntimos y uno puede tener una opinión los lunes, miércoles y viernes, y otra radicalmente distinta los martes, jueves y sábados sin que ello genere mayores problemas, pero el caso es que yo, que no conozco personalmente a Raúl, ni me he tomado jamás un café con Luis y por lo tanto estoy a la misma distancia de ambos, creo de verdad en lo que digo, creo que no existen motivos deportivos para apartarle de la selección y pienso, salvo que alguien me aporte pruebas irrefutables en sentido contrario, que quien abrió esta crisis no supo cerrarla inteligentemente y con tacto. Ahora, y más aún después de escuchar anoche al seleccionador en El Tirachinas, ya parece demasiado tarde y la situación está tan envenenada y las posturas son tan irreconciliables que, a cinco meses vista, la Eurocopa amenaza tormenta y eso que el balón todavía no ha empezado a rodar.
Luis tiene razón al afirmar que lo mejor sería que Angel Villar le echara, pero se equivoca de año y de mes; él dice, quizás de boquilla, que debe echarle en febrero de 2008, y yo creo que debió hacerlo en julio de 2006, obligándole a cumplir su palabra de que se iría a su casa si España no alcanzaba las semifinales del Mundial. El martes, nada más llegar a la estación de Málaga, un grupo de quinientas personas recibió a Luis al grito de "¡Raúl, Raúl, Raúl!", y la seudoexplicación del seleccionador que más claro y más alto habla, la actitud del hombre sin pelos en la lengua y con el culo pelao ha vuelto a ser la de tirar la piedra, esconder la mano y salir corriendo. Luis, anoche, en una reacción sin precedentes, dejó entrever que el capitán del Real Madrid estaba detrás de esa manifestación, dando a entender clarísimamente que el futbolista trataba de indisponer a la afición en su contra. ¿Datos aportados para realizar una acusación tan grave como esa?... Ni uno sólo. Es su opinión, igual que la mía es que Raúl debe jugar con España, y las opiniones son como los traseros, todos tenemos uno, pero en este caso resulta (otra vez) lesiva para los intereses del jugador, quien, por cierto, lleva un año y medio sin abrir el pico en todo este complejísimo asunto.
Luis dice que se están comprando voluntades en el affaire surrealista de Raúl, pero no ofrece los nombres de los presuntos compradores ni aporta tampoco dato alguno sobre aquellos que se vendieron por ese plato de lentejas. Y, por si no fueran bastantes las preguntas que aún tenemos sin respuesta, ahora se introduce otra más: "¿qué pasaría si Vicente del Bosque no contara con Raúl en su primera convocatoria?"... La respuesta a esa pregunta de fútbol-ficción es muy sencilla: nada, no pasaría absolutamente nada más allá de que habría gente, como sería mi caso, que no estaría de acuerdo con la decisión del seleccionador, exactamente igual que ocurre ahora. Aunque habría una pequeña diferencia: Del Bosque no contaría con él, pero Luis sí lo hizo, y desde el principio además, poniéndole como ejemplo a seguir y como referente insustituible del fútbol español y, de repente, de la noche a la mañana, pasó a prescindir de él sin una explicación razonable. ¿Mi opinión?... Yo creo que Luis no se quiere marchar al final de la Eurocopa y pretende alargar su fecha de caducidad hasta junio de 2010 utilizando a Raúl como excusa. Todo esto, por supuesto, más allá de que el presidente de la federación, a quien le preguntan si va a ir a la Eurocopa y él contesta "¿qué Eurocopa?", no esté nada bien, pero estaba igual de mal cuando eligió a Luis como seleccionador y entonces no se dijo nada de nada.