El Barça es una máquina. Y, por lo visto ante el Sevilla y en ocasiones precedentes, no le tiembla en absoluto el pulso. Es realmente espectacular comprobar cómo el Barça desarma a todos y cada uno de los rivales que se le ponen por delante como si se tratara de endebles casitas de muñecas. Para cuando Jiménez rescató a Kanouté, su mejor jugador con mucha diferencia, del ostracismo del banquillo, habían embargado la casita y las muñecas vivían debajo de un puente las pobrecitas. Cuando no es Iniesta es Messi, y cuando no Eto'o o Henry. Es un orgullo para la Liga española tener a un equipo que juega al fútbol tan bien, casi me atrevería a decir que el Barça es ahora mismo el equipo del mundo que mejor juega al fútbol. Pero esto es una competición y, al igual que en la vida, también en el fútbol cada cual compite con las armas que le ha dado Dios. Entenderán pues que el espectáculo que ofrece el Barça, que es mucho, sea respetado e incluso reconocido y alabado públicamente por los jugadores del Real Madrid, aunque eso no quiera decir en absoluto que ellos vayan a retirarse de la competición.
La Liga la ganará el Barça, de eso quedan cada día que pasa menos dudas, pero no la ganará en la jornada 20 o en la jornada 21 como vaticinaban los más valientes, ni tampoco en la 31 o la 32 como aseguraban los más pesimistas. Por no suceder, eso no sucederá ni siquiera en la jornada 33, que será la próxima en disputarse. Si el Barça vence en Valencia y el Madrid pierde en Sevilla, la distancia entre ambos será de 9 puntos y quedarán aún 15 por disputarse. Podría darse el caso de que el Barça se proclamase campeón de Liga el 2 de mayo en el estadio Santiago Bernabéu. Estaríamos hablando ya de la jornada 34. En caso de victoria culé, el Barça aventajaría en 12 puntos al Madrid con otros 12 en juego. Pero, si quieren mi opinión, yo creo que eso no sucederá y que si el Real se juega en su propio campo seguir dándole aire a la Liga que a nadie le quepa la menor duda de que se la acabará dando.
¿Por qué estoy tan seguro de eso?... Porque el Real Madrid, probablemente a diferencia de los otros 18 clubes de la Primera División española, y a diferencia también de aficionados y periodistas en general, no es otro espectador más de la Liga y se va a resistir hasta el final a hacerle la "ola" al equipo de Guardiola. Y esa actitud brava y no la contemplación ensimismada del otro, por muy bueno y espectacular que sea, es precisamente la que le ha convertido en el mejor club de fútbol del siglo XX según la FIFA. La Liga la ganará el Barça y puede incluso que su victoria constituya una recompensa justa al trabajo bien hecho, una loa a la belleza deportiva, un canto a la excelencia, un poema de lo perfecto. Pero, como decía el jurista romano Ulpiano allá por el año 200, "justicia es el hábito de dar a cada cual lo suyo" y resulta que, si decidimos tomar como referencia el último medio siglo, nos daremos cuenta de que el Real Madrid ha cogido el hábito de quedarse con casi todo. Por eso es el número uno. Por eso no se puede permitir el lujo de vegetar. Por eso no puede limitarse a ser un simple espectador. Por eso los demás aplauden y ellos muerden con lo que tienen. Por eso la Liga vive y no la enterramos con la sardina. Por todo eso.