Decía Sigmund Freud que uno puede defenderse de los ataques pero que se está indefenso contra el elogio. El elogio desmedido, esa autocomplacencia del nuevo rico al que acaba de tocar el Euromillón después de años y más años de penuria, el incienso esparcido con generosidad gracias a los botafumeiros editoriales han dejado indefensa a la selección nacional, que venía de ganar por 1-0 a la República Checa en el último minuto y de golear a una Turquía que simplemente no compareció, o sea que venía de ganar... a nadie. Del exceso del azúcar que anoche devino en diabetes futbolística puede dar buena cuenta el que, movidos probablemente por la excitación del momento y conducidos a ciegas por el puro afán revanchista de pasar inmediata factura a quienes, como es mi caso, no comulgamos con Del Bosque, los tiraboleiros llegasen a bautizar al grupo de clasificación español como "el de la muerte". Para morirse, sí, pero de un ataque de risa.
De hecho, la primera fase de la Eurocopa es una auténtica filfa ya que sólo quedarán apeados de los octavos los muy malos, muy malos, muy malos; el resto pasa. Pero Croacia era la primera selección de cierto nivel a la que España debía enfrentarse, una Croacia, por cierto, muy disminuida debido a las ausencias de Modric y Mandzukic. En juego andaba un premio que no era precisamente menor, el de acabar primero del ex grupo de la muerte y, por lo tanto, eludir a los ogros de la competición como Italia, Alemania, Francia o Inglaterra. Pero, pese al tempranero gol de Morata, Croacia empató y, muy al final, cuando a España le valía la X en la quiniela, acabó sentenciando... y relegando a nuestra selección al auténtico grupo de la muerte. No había motivos antes para descorchar las botellas de champagne ni hay ahora motivos para interpretar la Marcha Fúnebre de Chopin. Ni tanto ni tan calvo.
Si, pese a haberse medido a rivales menores, España muestra el nivel de los dos primeros partidos sigue siendo en mi opinion una seria candidata para ganar la Eurocopa. Si España muestra las dudas del amistoso ante Georgia en Getafe o de ayer contra Croacia, nos volveremos pronto para casa. Si el afán de los tiraboleiros por cerrar viejas heridas es cierto y vamos todos a una como en Fuenteovejuna, la cosa será más sencilla; si ahora, después de la derrota de ayer, estos mismos u otros diferentes aprovechan el cartucho para volarle la cabeza a De Gea e iniciar una campañita para promover a Casillas, nos volveremos pronto para casa. Yo, pese a que algunos agradaores oficiales se hayan bajado del barco, sigo creyendo en España. Ningún camino de flores conduce a la gloria; y todos teníamos más o menos claro que si se iba a recordar en el futuro a esta selección, la de 2016, no iba a ser por ganar a Turquía por 3-0. Bueno, a lo mejor no todos lo tenían tan claro.