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El penúltimo raulista vivo

Entre Ossian y Guardiola

Ahora se ha sabido que el abulense José Luis Rodríguez ganó el premio más prestigioso de fotografía salvaje del mundo con Ossian, un lobo feroz trucado, un modelo animal que podía ser contratado por cualquiera, una especie de Lassie amaestrado; en vista de lo cual, el jurado del Veolia BBC Wildlife ha decidido quitarle el "Nobel". Rodríguez logró entonces su fotografía con un método muy parecido al que acaba de emplear ahora Laporta para la suya. No es que esté llamando lobo a Guardiola, nada más lejos de la realidad; de ser un animal, a mí Pep me parecería más un búho, siempre silencioso y fijándose en todo. Lo que quiero decir es que la fotografía de ayer está trucada y no vale absolutamente para nada; sólo existe una diferencia entre las instantáneas del lobo amaestrado Ossian y del entrenador renovado Guardiola: la primera ha conseguido engañar a los especialistas durante meses mientras que la trampa de la segunda no ha durado ni medio minuto.

¿Quiere esto decir que Guardiola no seguirá entrenando al Fútbol Club Barcelona la próxima temporada con el nuevo presidente sea este quien sea?... En absoluto. Es casi seguro que Guardiola seguiría dirigiendo al equipo con un presidente continuista y muy probable también que lo hiciera con Sandro Rosell, que no quiere dejar piedra sobre piedra, sentado en la poltrona, pero de la pantomima de ayer en ningún caso puede desprenderse que Pep vaya a ser el entrenador culé al cien por cien. Si el valor de los otros seis títulos (el séptimo habría sido para Laporta el 2-6 del estadio Santiago Bernabéu y el octavo la anunciada renovación del codiciado entrenador) es el mismo que el de la foto trucada, empiezo a dudar seriamente que el Barcelona haya sido campeón de Liga y Champions.

El barcelonismo está hoy tan emocionado con la foto de Guardiola como en su día los miembros del jurado del Veolia con la del lobo amaestrado saltando por encima de una valla de la Cañada Real. Pensándolo bien sí hay otra diferencia y es que, mientras que Ossian se prestó instintivamente al juego, Guardiola lo hizo con un objetivo en la cabeza: desviar la atosigante presión de los medios acerca de su renovación para así poder centrarse en el tema deportivo. De ser así, siento comunicarle a Pep que el efecto relajante de su apretón de manos con Laporta ha durado lo que un azucarillo en un vaso de agua. Seguro que si a Laporta le hereda uno de sus laportitas, Guardiola tendrá lo que quiere desde hace tiempo: el mando total de las operaciones. Sin embargo, si al final termina ganando el canditado favorito, dudo mucho que le entreguen las llaves de su recién estrenado reino. Porque al final, y por mucho que nos toquen el bolero, los seis títulos son del presidente Joan Laporta y no del futuro presidente Sandro Rosell.

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