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El penúltimo raulista vivo

Enhorabuena Laporta, ganó Messi

Leo Messi vota en las elecciones del FC Barcelona acompañado por su hijo Thiago. | <span>EFE</span>

Hay una cosa que no entiendo: si la presencia de Leo Messi ayer en la jornada electoral, introduciendo su voto en la urna acompañado por su hijo, demuestra según algunos su tremenda implicación con el club y su barcelonismo a prueba de bombas, ¿su ausencia en las dos elecciones precedentes en las que también pudo ejercer su derecho a voto y no lo hizo demuestran lo contrario, demuestran que no estaba en absoluto implicado y que no era nada barcelonista? Yo creo que no. A mí me parece que ni su presencia demuestra nada ni tampoco demostraban nada sus ausencias. ¿Quién sabe por qué acudió ayer Messi a votar? ¿Quién está en su cabeza? Lo que sin embargo sí demuestra su presencia en la jornada electoral de este 7 de marzo es que absolutamente todo continúa girando a su alrededor, todo, porque se ha hablado más del gesto de Lionel yendo a depositar el voto que de cualquier otra cosa.

Por lo demás, ayer ganó quien estaba cantado que lo haría. E imagino que, al ir a votar, lo haría por sí mismo y no por Victor Font o Toni Freixa. Ni tampoco por Joan Laporta, aunque no le quedara otra que introducir una papeleta con ese nombre en la urna. Porque quien ganó las elecciones de ayer fue Lionel Andrés Messi Cuccittini, de los Cuccittini de toda la vida. Fue Lionel Andrés quien, al enviar un burofax al club el pasado 25 de agosto, convocó por sorpresa elecciones anticipadas; el acto formal se produjo una semana antes por parte de José María Bartomeu, eso es cierto, pero hasta que Messi no dio el pistoletazo de salida no hubo nada que hacer. Fue Messi, con sus críticas constantes al anterior presidente, quien descartó una de las tres candidaturas, la de Toni Freixa, a la que se marcó como continuista. A Victor Font le dieron un poco más de vidilla, la justa para que creyera que tenía alguna posibilidad, pero estaba claro que el socio había recibido el mensaje: votar por Laporta era tanto como asegurar la continuidad de Messi porque Joan conocía bien al jugador y estaba dispuesto a construir para él un microclima en el cual el argentino se encontrara a las mil maravillas.

A Laporta no le han elegido por su proyecto deportivo, del que no se sabe casi nada, ni por sus propuestas económicas, que están cargadas de buenas intenciones pero que serían más o menos las mismas que sugeriría un estudiante de Primero de Económicas: reducir el gasto, refinanciar la deuda... A Laporta le han elegido porque la masa social azulgrana interpreta que es el único que puede convencer a Messi para que se quede, lo cual supone en el fondo un gran engorro para el nuevo presidente porque yo creo que él, en el fondo, sabe mejor que nadie que no se puede construir un nuevo proyecto que esté liderado por un jugador que el 24 de junio cumplirá los 34 años y ya ha dado lo mejor de sí mismo. Si ahora Laporta no consigue que Messi siga su presidencia habrá empezado con un gran gatillazo. Y si Laporta logra que Messi siga será sólo porque Messi quiera seguir y, en ese caso, la cogobernanza continuará siendo el modelo de gestión culé durante al menos los próximos 3 ó 4 años, hasta que Messi quiera colgar definitivamente las botas.

Es curioso porque a Laporta le han votado mayoritariamente por una pancarta colgada enfrente del estadio Bernabéu y porque prometió que haría todo lo posible para que Messi siguiera y, sin embargo, anoche, en la celebración de la candidatura ganadora, se oyeron gritos de "¡In-de-pendencia!", que es justamente lo que aborrece Lionel, y no por una cuestión política, no, a Messi probablemente le importe una higa que España se rompa en trocitos, sino por una cuestión estrictamente deportiva. Tal y como desveló El Mundo, el contrato de Messi incluía las condiciones en las que dejaría el club si hubiera secesión salvo que esa hipotética independencia le permitiese jugar "en una liga de primer nivel europeo". O lo que viene a ser lo mismo, Messi interpretaba, yo creo que correctamente, que una competición con Reus, Tarrasa, Figueras, Mollerusa o Granollers no sería quizás lo mismo que otra con Real Madrid, Atlético de Madrid, Sevilla o Valencia. Ese punto (y me refiero al de la "¡In-de-pendencia!") no aparecía en el programa electoral de Laporta y, pese a ello, a nadie le cabe la menor duda de que, con él en la presidencia, el Fútbol Club Barcelona volverá a convertirse en un agitador político secesionista de primer nivel.

Felicidades, Messi, por la victoria de Laporta. Enhorabuena, Joan, porque ganó tu candidato, Lionel Andrés. Con ese desparpajo tan característico de quien ha sentido un millón de veces cómo se le pegaban los zapatos al suelo del Luz de gas, Laporta dijo ayer que, al ir él a votar por Messi, salió de repente el sol. Y eso va a hacer falta, mucho sol, mucha luz y unos buenos taquígrafos que determinen cuánto y cómo. Saldrá el sol, aunque hoy el día esté lluvioso, pero lo que no desaparecerá será esa deuda cercana a los 1.200 millones de euros a la que, entre otras cosas, ha contribuido decisivamente ese megacontrato de Lionel Andrés, elegido ayer como cuadragésimo primer presidente del club catalán. El primero, Walter Wild, allá por 1899, un suizo. El último, por ahora, un argentino. En quiebra, sí, de acuerdo, pero también cosmopolita.

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