Isco dijo ayer algunas cosas bastante interesantes en la rueda de prensa posterior al acto de la firma de su nuevo, ampliado y mejorado contrato con el Real Madrid. Dijo, por ejemplo, que estaba muy satisfecho consigo mismo por haber tenido paciencia. En su día, Isco tuvo que elegir entre varias ofertas, sin ir más lejos una del City de Pellegrini, que le quería a toda costa, pero, aún a sabiendas de que en la Premier sería titular indiscutible, se decantó por el Madrid. Sin ser madridista, sin haberse criado en la cantera ni nada de eso, Isco apostó por jugárselo todo al número merengue; ahora se puede decir que Isco ha ganado, pero lo cierto y verdad es que el malagueño lo ha pasado muy mal y ha sufrido mucho en el banquillo, de ahí precisamente que esté tan orgulloso de su serena actitud.
Otra gesto interesante de Isco fue alabar la política de rotaciones extremas iniciadas por Zidane. Existe en el subconsciente colectivo la falsa idea de que Isco ha sido uno de los jugadores damnificados por dicha política de rotaciones, pero es rotundamente falso. Isco ha jugado muchos minutos y, lo que es aún más importante, de calidad, y ha sido también fundamental en los triunfos del equipo. Que Isco, para el que algunos reclaman más minutos aún, alabe la política de rotaciones como una de las claves del éxito del Real Madrid, es muy interesante, como lo es también el que, aún hoy, cuando ya está definitivamente consolidado y será probablemente uno de los líderes de España en el Mundial de Rusia, el jugador todavía no se vea como titular. El fútbol del futuro será coral o no será porque los títulos se logran en mayo y no en septiembre, tal y como ha demostrado con sus hechos Zidane.
Las palabras de Isco, que no es un jugador surgido de la cantera merengue, contrastan con las de Morata, que sí salió de La Fábrica. En declaraciones al Daily Mail, Álvaro ha dicho lo siguiente: "No iba a quedarme en el Madrid para ser suplente". Está claro que aquel niño que cuando pasaba con el coche por delante del estadio Santiago Bernabéu le preguntaba a su madre "¿Tú crees que yo podré jugar alguna vez ahí?" ha crecido. Morata ha crecido y ha elegido, y lo que ha elegido ha sido luchar por su sueño, que (y de sus declaraciones se desprende) no era tanto jugar en el Madrid como entrar en la lista de Julen Lopetegui para el Mundial del próximo año. Yo espero, por supuesto, que a Álvaro le vaya muy bien, pero no creo que él sea el ejemplo que deban seguir en el Real los Theo, Ceballos, Llorente, Mayoral o Vallejo. Si yo fuera cualquiera de ellos me miraría en el espejo de Isco y no en el de Morata: el primero tuvo paciencia por el Madrid, el segundo impaciencia por España.