Pues, en este punto concreto, Tebas tiene más razón que san Francisco Javier: del edificio de la actual federación española de fútbol no debe quedar piedra sobre piedra, hay que echarlo todo abajo y construir de nuevo. A mí Miguel Cardenal me pareció siempre un secretario de Estado para el Deporte infumable, pero también hay que reconocerle a él que caló desde el primer instante a Ángel Villar y se decidió a hincarle el diente con las armas que tenía a su disposición; de resultas de aquella iniciativa suya, que tampoco fue precisamente temprana a lo largo de su mandato, llegó la decisión del juez Pedraz de hincarle el diente a la corrupción de nuestro fútbol. Estoy de acuerdo con el diagnóstico de Tebas, también con su reconocimiento público a quien fuera presidente del Consejo Superior de Deportes, pero no puedo darle la razón en cuanto a Jorge Pérez, que fue la mano derecha de Villar durante muchísimos años y que sólo se decidió a ponerse en marcha cuando se vio fuera de la foto de Padrón.
Han sido tantos años de sumisión, tantos años de adoración al becerro de oro, tantos años de idealización forzada, de sonrisas pactadas, de abrazos fingidos, tantos años abriéndole la puerta al entrar y apagándole la luz al salir, que ahora les cuesta independizarse. El mismo día (¡el mismo día!) en que la UCO registraba las instalaciones de la federación, Joan Gaspart, que sigue siendo vicepresidente, salía diciendo que él era aún más amigo de Villar que antes; al día siguiente, conocidas ya algunas diligencias y filtradas también algunas conversaciones que dejaban mal a un montón de gente, Pedro Cortés, que durante muchísimo tiempo ha sido delegado de la selección, comentaba que él ponía la mano en el fuego por su "jefe". Ayer, en Radio Marca, Javier Clemente añadía que si Villar tenía el "apoyo del fútbol" debería seguir de presidente. Pobrecitos míos, aún no se han dado cuenta de que todo se ha acabado.
El comunicado oficial que ayer hizo público la federación atacando a Tebas es otra muestra más de que en Las Rozas siguen sin despertar. LLevan tantos años repitiéndole a Ángel María Villar que se ha comprado un traje elegantísimo cuando en realidad resulta que el presidente anda por los pasillos en pelotilla picada, que ahora son absoluta y totalmente incapaces de distinguir la verdad de la mentira. Me dicen que esto no ha hecho más que empezar y que de las grabaciones efectuadas por la Guardia Civil pueden salir perjudicadas muchas personalidades de nuestro deporte que, hasta ayer, pasaban por ser unos santos varones (en honor al gran Tip). Tienen que salir todos y en fila de a uno. Hay que extirpar, recomponer y cauterizar. Dan lo mismo las lealtades fanatizadas o los análisis descerebrados: en la federación no debe quedar un cuadro, un lápiz, un cenicero o un jarrón que recuerden la época más negra del fútbol español. Como en el chiste del médico con problemas en el habla, "ni mejoda ni mejodadá en el futudo; el villadato edtá muedto". Pues eso: muedto y entedado.