Las bravatas del Gorila Rojo no amedrentaron a Vicente del Bosque, que lleva incorporado un motor diesel desde que era futbolista. El seleccionador respondió a la cháchara del venezolano con un diplomático "él, que es deportista, querrá motivar del mejor modo posible a sus jugadores", pero luego la vinotinto no llegó ni a tinto de verano y España goleó sin despeinarse. Ya le preguntaré, por cierto, uno de estos días a Vicente por los deportes que practica Chávez, aunque yo soy de la misma opinión que Dieter Brandau y creo que la única especialidad en la que verdaderamente puede competir a nivel internacional es la de golpe de Estado, ahí sí que es un auténtico campeón mundial. Chávez habló, habló y habló, y luego se marchó de viaje oficial dejándole el "marrón" al pobre Farías, que además tiene apellido de puro pero con acento.
Lo mejor que puede decirse sin duda de estos dos partidos amistosos sin ningún sentido y a beneficio de Angel María Villa Llona, después de una temporada de locos con un calendario inhumano que ha dejado a los jugadores literalmente exhaustos, es que no ha habido lesionados y que España ha corroborado que sigue en la buena línea. Será muy difícil que otro entrenador iguale los registros de Del Bosque, convertido ya en el seleccionador con mayor número de victorias, superando a su antecesor en el cargo. De los 44 partidos disputados con Vicente al mando, España ha ganado 39, ha empatado 1 y ha perdido 4; la derrota ante Estados Unidos en la Copa Confederaciones fue, en mi opinión, la más dolorosa de todas porque en ese momento nos dejó sin poder de reacción y porque posibilitó que los satélites de Luis Aragonés salieran esa noche de cacería. Pero bien está lo que bien acaba.
El único lunar que yo creo que puede, y debe, achacársele a Del Bosque, que entre medias de tanta victoria ha ganado nada más y nada menos que un Mundial y que el año que viene podría ganar también una Eurocopa, es la desastrosa gestión que ha llevado a cabo con un asunto que, bien mirado, tampoco le correspondía corregir a él. Advierto que, probablemente para que nadie pudiera afearle su pasado madridista o a lo mejor porque él se cree de verdad que el peso futbolístico de la selección descansa en el bloque culé, Del Bosque se ha escorado demasiado del lado azulgrana para explicar la polémica de los clásicos. Para lo único que ha servido la intervención del seleccionador es para que los jugadores del Barcelona (y ahí está el ejemplo más reciente de Xavi) sigan rajando de los jugadores del Real Madrid sin que nadie haga o diga nada para pararles. Ojalá no vuelva a repetirse.