El Fútbol Club Barcelona ha sido maleducado con Ernesto Valverde hasta el minuto final, justo hasta el instante mismo en el que Eric Abidal ha dicho que ha visto cambios durante el entrenamiento de hoy sin que Quique Setién haya hecho nada. Porque el fútbol requiere eso precisamente, cambios. Requiere cambios... salvo en la directiva, que esa lleva siendo la misma desde hace un montón de tiempo. A Bill Shankly le preguntaron en una ocasión qué pensaba sobre los directivos y dijo lo siguiente: "La directiva ideal está compuesta por cuatro hombres, tres muertos y un agonizante". Porque ya me dirá Abidal qué tienen que ver Xavi, que fue el primero con el que se contactó para sustituir a Valverde, con Koeman, que fue el segundo, o Pochettino, que fue el tercero. De Setién, que fue el cuarto, o sea que ni siquiera sería el postre de este desaguisado sino como mucho el café o el puro, lo que gusta es la filosofía, la filosofía de Cruyff pero sin Koeman, sin Romario, sin Laudrup y sin Stoichkov, o la filosofía de Guardiola pero sin Xavi, sin Iniesta y sin Puyol... pero con Messi.
Porque Messi sí está. El proyecto deportivo del Barcelona no va a descansar por supuesto en Abidal, que ha sido incluso incapaz de meter en vereda a Dembelé, ni en entrenadores de un perfil tan distinto como Valverde, que no tiene nada que ver con Setién, que por supuesto no tiene nada que ver con Pochettino; el proyecto deportivo del Barcelona descansará en lo que decida Lionel Messi. Ese gigantesco castillo presupuestario, uno de los más grandes del mundo del fútbol, se sostendrá única y exclusivamente en el alambre de la inspiración de un futbolista, y el jugador se llama Messi. De ahí que sea tan emotivo escuchar a Setién, que le ha hecho la pelota a Messi en siete idiomas distintos, diciendo que admira al jugador argentino pero que cada uno tiene que estar en su sitio, que es coma arriba y punto abajo más o menos lo mismo que dijo Luis Enrique el día de su presentación y al que luego tuvo que aclararle la situación Mascherano. Ahora deberá aclarársela a Setién por ejemplo Piqué.
Lo que confirma lo que llevamos viviendo desde el día de la eliminación supercopera ante el Atlético de Madrid es justo lo contrario de lo que suele decir Guardiola, o sea que la Champions tiene un valor que no tiene de ningún modo la Liga. Porque a Valverde no le cesa su ausencia de estilo, él lo tiene, tiene su propio estilo, juega a lo que él quiere jugar, sino la debacle en Europa. Si Ernesto Valverde hubiera ganado en el Barcelona tres Copas de Europa en dos años y medio, que es lo que hizo Zidane, hoy la sala de trofeos del club llevaría su nombre. Pero no, Valverde se estrelló en Roma y más tarde en Liverpool, y mientras el Barcelona se estrellaba el Real Madrid de Zidane ganaba la competición. Eso, y no el estilo, es lo que anoche cesó a Valverde. Eso, y no el estilo, es lo que trae a Setién, que si no gana la Champions volverá a su casa.
Bartomeu no contactó con Xavi por el estilo sino porque sabía que el ex jugador le serviría de pararrayos y porque conocía su intención de ir en la candidatura de Victor Font, que es la oposición. Y el premio Príncipe de Asturias junto a Casillas no filtró por casualidad sino para obligar a Bartomeu a tomar una decisión deprisa y corriendo, como si no hubiera un mañana. Y puede que en realidad no lo hubiera porque, informado por la prensa de que le buscaban sustituto, Valverde quedaba automáticamente desacreditado a ojos del vestuario, que es el que va a tener que sacar esto adelante. Es curioso porque el Barcelona ha fichado a Setién por el estilo cuando los responsables del club carecen absolutamente de él. Hoy Bartomeu ha dicho que se podían haber hecho mejor las cosas y no estoy de acuerdo: no se han podido hacer peor.
Por su parte, Ernesto Valverde ha sido educado pero cobarde hasta el final. El cacereño se ha despedido con una carta en la que acaba diciendo eso de "¡Visca el Barça y Visca Catalunya!"... ¿Y Viandar de la Vera? ¿Dónde queda Viandar de la Vera? ¿Y España? ¿Dónde queda España, Ernesto? En cuanto a su sustituto, la confianza que Abidal ha dicho que es ciega en él no se ha visto reflejada en el contrato: firma por lo que queda de temporada y un año más y otra temporada opcional. Porque, tras cinco años viéndola pasar por delante de sus mismísimas narices con dirección al estadio Santiago Bernabéu, el único estilo que se le va a demandar a Setién es el de ganar como sea la Copa de Europa porque para Ligas ya estaba el desestilizado Valverde. Si la gana sigue, si no... de vuelta al prau con les vaques.