Hay que ver lo que da de sí una final de Copa cuando la desorganizadora es la federación española de fútbol presidida por Angel Villar, ese presidente que se reúne con Rosell para decirle en voz alta que ya le ha dado todo lo que podía darle y preguntarle a renglón seguido de forma y manera airada qué más requiere de él. Por la que presumiblemente se disputará el 25 de mayo ya han pasado Coldplay, las obras del estadio Santiago Bernabéu, Freixa, Mestalla, los hosteleros de la Comunidad de Madrid, Guardiola, La Cartuja, otra vez Freixa y hasta el mismísimo boss Bruce Springsteen. Y la degradación y el cachondeo al que, tras el bochorno de la final de hace dos años en la que se pitó el himno de España y se ofendió gravemente al jefe del Estado, se está sometiendo a una competición apellidada "del Rey" sólo cabe achacarlo al desgobierno, la improvisación y la parálisis de un organismo presidido por un hombre que lleva ahí más tiempo que los Castro en Cuba y al que parecen dársele mucho mejor las reuniones a escondidas que las públicas y con luz y taquígrafos.
Conviene recordar ahora que la primera reunión a la que, bajo el auspicio federativo, asistieron los representantes de Athletic Club de Bilbao y Fútbol Club Barcelona para decidir una sede para la final se produjo en aquel lejanísimo 13 de febrero, con la imposibilidad material de poder jugarla en el Santiago Bernabéu comunicada en tiempo y forma por parte del Real Madrid encima de la mesa, y que será por fin el martes que viene cuando se opte por algo, lo que sea, puesto que los clubes siguen sin ponerse de acuerdo entre ellos. El cachondeo, por un lado, y la insidia, por el otro, podrían haberse impedido perfectamente si Villar se hubiera preocupado menos de ofrecerse en cuerpo y alma a Rosell que de tratar con mimo la Copa del Rey, su joya de la corona, pero a lo que se ve la RFEF está en otras cuestiones que no son de este mundo. O, para ser exacto, son del suyo.
El último en abrir la bocaza ha sido Josu Urrutia, el más silencioso hasta la fecha. Según los compañeros de Cataluña Radio, el presidente del Athletic habría optado sorprendentemente en la última reunión por La Cartuja alegando en defensa del estadio sevillano que ni un euro de los hinchas vascos debería ir a Madrid. Y es lo de siempre: rascas un poquito, ligerísimamente, y salen a flote el mismo provincianismo, idéntica paletería a la de hace un siglo, los mismos o parecidos complejos históricos... Insisto: si al frente de la comunicación del Real Madrid hubiera otro José Mourinho, el club blanco habría dejado meridianamente claro a través de un comunicado que ni sillas ni váteres, que no se cedía el Santiago Bernabéu mientras no se asegurase por escrito que no se le iba a hacer un "calvo" más al Rey Juan Carlos I. Nunca sobran los euros, y menos ahora, pero hace pocos días supimos que la Comunidad de Madrid cerró 2011 con un déficit del 1,13%, convirtiéndose en la más saneada de todas, mientras que, por ejemplo, el País Vasco registró un 2,56%, más del doble. Josu debería aclarar cuanto antes si es cierta o no la información de Cataluña Radio, no vaya a ser que los hinchas del foro se lo tomen a mal y reflexionen también a la hora de decidir qué comprar y sobre todo de dónde hacerlo. Lo que sí se sabe ya es que Villar seguirá.