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El penúltimo raulista vivo

El suplente de Renault

Rodney Marsh, quizás el futbolista más importante del Queens Park Rangers a lo largo de toda su historia, solía decir que todo lo que tenía que hacer un entrenador era tener contentos a once jugadores: "los once suplentes. Los once titulares ya están felices de antemano". Por otro lado, Ruud Gullit, que debió ser suplente muy pocas veces a lo largo de su carrera deportiva, resaltaba el aspecto colectivo del juego del fútbol al afirmar que si él hubiera querido ser un individualista se habría dedicado al tenis... o a pilotar coches de carreras, añado yo. ¿Cómo tener contento a un suplente?... Pongamos por caso a Drenthe; el Real Madrid es un equipo, todos visten la misma camiseta, entrenan juntos, viajan en el mismo avión, tienen el mismo presidente, la misma afición e idéntico entrenador, pero su problema es que son veintitantos y que Schuster sólo puede alinear a once. ¿Se supone que Drenthe debería ser feliz por formar parte de la plantilla de jugadores del Madrid?... Pues no, Drenthe no es feliz y su lógica insatisfacción supone un grave problema para el entrenador.

Ahora supongamos sólo por un instante que el Real Madrid tuviera dos equipos, el "A" y el "B", y que jugaran todos los domingos exactamente contra los mismos rivales; imaginemos que el equipo "B", el de los suplentes por contrato, obtuviera iguales e incluso mejores resultados que el "A", el equipo titular. ¿Cómo justificaría Schuster la suplencia de Drenthe, Dudek, Soldado y compañía? ¿Y cómo podría él convencer a esos jugadores de que formaban parte de un equipo y que tenían que esperar para dar el salto? Gullit hablaba desde el punto de vista de un futbolista titular, pero Marsh tenía más razón que un santo al decir que el trabajo del entrenador consiste en tener contentos a los once suplentes. Traslademos el ejemplo futbolístico a la Fórmula Uno: ¿cómo podría haber frenado el "entrenador" de Mc Laren, una escudería inglesa, la ambición de Lewis Hamilton, un piloto inglés, y convencerle de que respetara la titularidad de Fernando Alonso cuando éste estaba consiguiendo tiempos tan buenos como los del español? ¿Qué se supone que tendría que haberle prometido, el Paraíso?... ¡Si ya lo tenía!

Parece que Nelsinho Piquet es menos agresivo que Lewis Hamilton tanto dentro como fuera de la pista, pero ese aspecto es ampliamente compensado por su padre, el gran Nelson Piquet, que todos los días se desayuna a tres papás de Hamilton y luego se fuma un puro. Quince días antes de que se confirmara el fichaje de Fernando, Piquet senior, que sabe cómo se gana un Mundial, afirmó que su hijo no sería el segundo piloto de nadie: "si compite en Renault con Fernando y puede batirle ya en la primera sesión de calificación sería un buen comienzo, una forma de empezar a desmoralizarle". Si Nelsinho es capaz, como parece que ya lo ha sido anteriormente, de ser tan rápido sobre la pista como su padre lo es con la lengua, Flavio Briatore tendrá exactamente el mismo problema que tuvo Ron Dennis. ¿Cómo parará al hijo del tricampeón mundial? ¿Prometiéndole el Paraíso?... ¡Si ya lo tiene!

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