Italia y Francia, vigentes campeón y subcampeón respectivamente, se marchan para casa por la puerta de atrás y a las primeras de cambio, y además con bronca. Lippi dimite con clase, culpabilizándose de la mala preparación, y a Domenech casi le corren por las calles de París al viejo estilo del Far West, untado con brea y rebozado con plumas como solían hacer con los tahúres y con los fulleros. Ante el desconcierto generalizado, (y aquí incluyo, por supuesto, la derrota de España ante Suiza), pasan Eslovaquia, Paraguay y Japón. Mientras tanto, como ocurre siempre, Brasil y Argentina van a lo suyo. Desde que tengo memoria, con la excepción de aquel auténtico equipazo que los cariocas pusieron en danza en el Mundial de España y que también mandaron a casa demasiado pronto, a Brasil se le achaca que ya no es tan alegre, que juega a la defensiva, que desperdicia su talento. Lo que le pasa a la canarinha es que no aguanta el reflejo en el espejo del maravilloso equipo de Pelé de los 70, y quienes vieron en acción a aquella selección seducen a los más jóvenes con historias de regates imposibles, pases de salón y goles inimaginables.
Así las cosas, en un Mundial tan abierto como el actual, nuestra selección se encuentra en una situación inmejorable, dependiendo de sí misma para pasar a octavos y teniendo que jugarse la clasificación ante un equipo inferior. Yo, que estaba mosca con tanta euforia desatada, no entiendo a santo de qué hemos de cambiar nuestra hoja de ruta por un tropiezo tan injusto como inesperado. España tiene que pensar en grande y los españoles no debemos entrar al trapo de declaraciones propias o ajenas, equivocadas o acertadas, bienintencionadas o con una carga importante de mala baba. Bien por Bielsa que asegura que Chile irá a por el partido desde el primer minuto de juego; yo haría lo mismo. España también lo hará y entonces se verán las auténticas posibilidades de nuestro equipo. Y si la selección no es capaz de vencer con claridad a Chile entonces es que no merece ser campeona del mundo, que es a lo que hemos ido a Sudáfrica.
El sueño sigue intacto. Me ha pegado un subidón con la noticia de la recuperación de Iniesta. Maradona, que está puesto ahí por la AFA para vender su pollino, dice que ningún jugador del mundo le llega a Messi a la suela de los zapatos. Yo creo que se equivoca. España tiene dos o tres que podrían estar perfectamente llamados a convertirse en los mejores del campeonato; Iniesta es uno de ellos sin duda alguna. No creo por cierto que la FIFA haya sacado una normativa especial para el Mundial según la cual haya que ganar los partidos en el primer cuarto de hora. Cocinemos a fuego lento a los chilenos, con respeto y humildad pero también con la mentalidad de un equipo grande que tiene un estilo propio que no se puede venir abajo por el primer (y espero que último) contratiempo. Ojalá que a las once de la noche podamos festejar como es debido la clasificación de España. Por todos.