Insisto: el problema del Barça no es que un directivo culé asegure que Neymar se va a quedar al 200% y, al final, Neymar acabe yéndose al PSG y además despotrique de Bartomeu; tampoco que José María Minguella asegure que él advirtió hace meses a la junta que el brasileño tenía la intención de irse. Da la sensación de que la marcha de Neymar, que le ha hecho un daño deportivo irreparable al equipo catalán, se coció a fuego muy lento, y que nadie en el club fue capaz de detectarlo a tiempo. Pero ese, en mi opinión, no es el mayor problema del Barça porque, del mismo modo que ahora se les va Neymar, hace 10 años que se dieron de bruces con Leo Messi, que es su trébol de cuatro hojas: lo comido por lo servido.
El problema del Barça no es que, al comprobar que tiene dinero fresco en el bolsillo, los demás clubes le hayan pedido por cada futbolista por el que se ha interesado cuatro o cinco veces más de lo que valía hace un mes. Eso le pasa al Barça... y también al Real Madrid. Basta con decir "no", que es lo que han hecho en esta ocasión y no hicieron, sin embargo, con Neymar. ¿O es que el Barça debería haber pagado 160 millones por Coutinho? ¿En serio? ¿Así se solucionaría el problema culé? ¿Con Coutinho?... Tampoco es un problema Paulinho, por el que se ha pagado otro dineral; habrá que ver el rendimiento que da este jugador, que por otro lado es internacional con Brasil, que no es moco de pavo. Más allá de los memes y de las risas que nos echemos a su costa, el problema del Barça tampoco es que no haya podido traerse a Seri, Verratti, Bellerín, Ceballos, Dybala, Lemar, Di María o Parejo.
El problema del Barça es que sus aficionados, habitualmente insensibilizados, hayan despertado de repente y se hayan indignado porque la pelotita no entre ahora entre los tres palitos con tanta asiduidad y facilidad como antes cuando por otro lado han consentido que su club se haya convertido en una plataforma política a favor de la independencia. El problema del Barça no es que el Barça gane más o menos, ya volverá a ganar otra vez, sino que el soci considere insultante que Bartomeu no fiche a Coutinho pero, sin embargo, le pase por alto al actual presidente haber mentido descaradamente acerca del precio real de Neymar. El problema del Barça no es que, en el último segundo y para darle una bofetada en la cara al madridismo, no se pueda cerrar el fichaje de Di María (incluso sonó Özil), sino que no importe que el club haya sido condenado por fraude fiscal o que el anterior presidente, Sandro Rosell, esté en la cárcel. El problema deportivo se solucionará, el institucional no. Ese es el problema.