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El penúltimo raulista vivo

El Periscopio

Últimamente me insisten mucho en que felicite a Pep Guardiola, y como yo soy de los que piensan que el cliente siempre tiene razón, ahí va mi más sincera felicitación: enhorabuena Guardiola, felicidades, tú vales mucho, estás sembrado. Eso no quita para que piense que Guardiola está encantado de haberse conocido y para que siga creyendo que es un místico importante, pero es cierto que, en lo que al aspecto futbolístico se refiere, su temporada no tiene mácula. Ha llegado y ha besado el santo. También se enfadan mucho conmigo porque, nada más aterrizar en el banquillo del primer equipo, bauticé a Pep como Cruyfito Guardiola. Pero de ese burro sí que no me pienso apear porque creo que el apodo define a la perfección al Guardiola entrenador: es un Johan Cruyff en pequeñito. Vaya por delante que no existe nada más lejano en mi ánimo que intentar ofender al técnico del Barcelona. Es un mote cariñoso.

Ojalá me equivoque pero yo creo que Guardiola acabará convirtiéndose en un tipo insoportable. En septiembre, sin la Copa y la Liga aún en el bolsillo, ya iba de J.D. Salinger por la vida. Que yo sepa no ha concedido ni una sóla entrevista personalizada a una radio. Creo que su empatía con los periodistas es más falsa que un billete de quince euros. Me parece que fue Santo Tomás quien dijo que no había mayor muestra de vanidad que la falsa modestia. Cuando le preguntaban a Del Bosque por Ronaldo y el actual seleccionador nacional, que por aquel entonces dirigía al Real Madrid, respondía que el brasileño le ayudaría a ser mejor entrenador, aquello me sonaba creíble. Pero cuando ahora escucho a Guardiola decir que sin él estos mismos jugadores habrían ganado la Liga y que el fútbol es de los futbolistas, lo siento pero no me lo creo. Me parece que él piensa en su fuero interno que la Liga la han ganado él y once más.

Me piden que felicite a Guardiola y yo, que soy muy obediente, le felicito. Le doy mi enhorabuena porque se la merece. Aunque no me crea el personaje. ¿Por qué?... Pues no lo sé. Sensaciones. Impresiones. Intuición masculina. Lo cierto es que con Guardiola me pasa más o menos lo mismo que con esas teleseries americanas en las que chica conoce a chico, y el chico es una maravilla, educado, rico, guapo, inteligente, simpático... Sal corriendo, pon pies en polvorosa porque no existen hombres así. Guardiola es perfecto. Es guay. Es chupi lerendi. Pero hubo un momento, bien es cierto que muy breve, cuando el Real Madrid apretaba de lo lindo y las cosas no estaban tan azules y tan granas como ahora, que se vio a otro Guardiola más subidito de tono. No diré que clasificado X, pero casi. Dejémoslo en S. ¿Con qué nos quedamos? ¿Dónde está la realidad, en Sonrisas y Lágrimas o en El Periscopio? ¿Julie Andrews o Bárbara Rey?

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