En ausencia del genuino de carne y hueso, los compañeros de Onda Seis han tenido la feliz idea de llevar hasta la Ciudad del Fútbol de Las Rozas lo que ellos han bautizado como el "raulómetro", una figura de cartón a tamaño real del capitán del Madrid. Ya me estoy imaginando lo primero que habrá pensado Luis Aragonés cuando haya visto acercarse lentamente hacia él al Raúl de pega: "pero vamos a ver, ¿no había quedado suficientemente claro el viernes que éste no venía? ¿Quién manda aquí?"... El raulómetro podría convivir en las carreteras de toda España con el mítico toro de Osborne, elevado por el Tribunal Supremo a categoría de emblema no publicitario y convertido poco después en Monumento Histórico de la región por la Junta de Andalucía. Del mismo modo que en su día pretendieron cargarse al toro obra de Manolo Prieto, intentan ahora repetir la operación con Raúl. Seguro que esta polémica será una de las comidillas del apasionante Cataluña-Euskadi que se disputará el próximo domingo.
Por cierto que al núcleo duro del luisismo le satisfizo sobremanera la reacción que el "7" tuvo el viernes nada más conocer la noticia de que no estaba convocado para el partido contra Suecia. Pero, según ese mismo entorno del seleccionador, Luis se vio incómodamente retratado en el gesto del madridista cuando, tras marcar el gol del empate en el derbi contra el Atlético de Madrid, se señaló la espalda con los pulgares. La lectura que hacen de ese gesto los luisistas es que Raúl estaba reclamándole al seleccionador la propiedad de ese número también con la camiseta de la selección. Creo que esa lectura es correcta. Puede que Luis pensase erróneamente que Raúl era un lindo gatito, un gatito de angora turco; pero Raúl es un toro y en cuanto ve un trapo rojo se pone como una moto.