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El penúltimo raulista vivo

El Mundial de fulbol, furgol, fungol, fumbol, fusbol, fukbol...

No entiendo el escándalo. Yo creo que si Rusia se ha acabado llevando la organización del Mundial de 2018 no ha sido ni por la globalización ni por Putin ni por el lobby ni por Abramovich sino porque nosotros pedimos otra cosa, el Mundial de fulbol, el de furgol, el de fungol, el de fumbol, el de fusbol, el de fukbol según las diferentes versiones que han ido circulando por Suiza. Por eso y porque Angel Villar volvió loco desde el primer momento al personal hablando de la candidatura olímpica: ¿a qué candidatura olímpica se refería exactamente el presidente de la federación? ¿Optábamos a los Juegos sin saberlo?... La historia se repite y, como sucediera primero con Londres y después con Río cuando competían con Madrid por las Olimpiadas, una candidatura virtual vuelve a imponerse a una candidatura real y casi, casi acabada.

Pero quien haya tenido ocasión de escuchar íntegro el ¿discurso? de Villar no se llevará al engaño. Primero dirigiéndose a los "presidentes de España", luego reconociendo implícitamente que, al haber organizado el de 1982, la nuestra era una candidatura de segundo nivel con respecto a la rusa, más tarde dando paso a un vídeo de cuya existencia debía tener conocimiento a través de remotísimas fuentes, y luego hablando del fulbol, del furgol, del fungol, del fumbol, del fusbol, del fukbol dependiendo de las diferentes versiones. Diría que el discurso de Villar ha sido el más deslavazado, absurdo, surrealista y poco riguroso que he oído en toda mi vida si no fuera porque el presidente de la federación lleva más de veinte años en el cargo y ya ha tenido muchas ocasiones de regalarnos su arte. Porque lo de Villar es arte puro y duro, de lo contrario no se entendería nada.

Hay una forma de ver la botella medio llena: nadie como Angel Villar encarna el sueño americano versión Bilbao. Si este tío lleva ahí tres veces más del tiempo que estuvo Pablo Porta, que comparado con él era un Tales de Mileto catalán, cualquiera puede triunfar en la vida con un pelín de suerte. A la candidatura hispano-lusa acabó rematándola nuestro ministro de Deportes, José Luis Rodríguez Zapatero, refiriéndose a los "300 días de sol y mar". Me parece que, como cuando ha de decidir el COI, todo estaba atado y bien atado desde mucho antes y, como dice el director de la Candidatura Ibérica, la FIFA busca la "mundialidad del fútbol". De ser eso cierto no se entiende tanto rollo macabeo para una loto de la que ya conocíamos el boleto ganador. Pujaremos por el Mundial de 2026. Puede que para entonces ya tengamos en el cargo un presidente que sepa pronunciar "fútbol". También puede que siga Villar en el cargo.

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