¿Por qué cuando hablo de la sangre me arrojan a la cara los títulos de Messi?... Otros superclase tuvieron la sangre de horchata antes que él y no pasó nada. No digo que Messi sea un mal jugador o un futbolista mediocre por la misma razón que no diría jamás que Christina Hendricks es una mujer fea o Steven Spielberg un director de cine del montón: o sea, porque no soy tonto. Por supuesto que Messi es probablemente el mejor futbolista actual y puede que, con el tiempo y una caña, llegue a situarse al mismo nivel que Di Stéfano, Pelé o Maradona, pero eso no tiene nada que ver con lo que yo estoy diciendo, y que no es más que, comparado con el carácter del pelusa, Leo es una ameba. Y ni siquiera eso es malo porque Diego tenía muchísimo carácter, muchísimo. Sigo creyendo que Messi no llegará tan alto ni tampoco caerá tan bajo como el ex seleccionador argentino.
Probablemente no haya forma posible de que nos pongamos de acuerdo en la lista de los cinco mejores futbolistas de la historia, del mismo modo que, cuando me preguntan por las cinco mejores películas, yo incluyo Tiburón cuando absolutamente nadie lo hace. Es posible que, formal y estéticamente hablando, Muerte en Venecia sea mejor película, pero a mí me parece fría, demasiado perfecta, no me transmite; sin embargo, tras ver Tiburón estuve un año sin poder meterme en el agua: lo pasé fatal y fenomenal al mismo tiempo, no sé si me entienden. Maradona, que jugó en el Barcelona y no en el Real Madrid, me regaló algunos de los mejores momentos futbolísticos tanto dentro como fuera del campo. Sampras era perfecto, un tenista de academia, todos sus golpes eran bellísimos, calculados... pero yo me quedo con Connors, Borg y, sobre todo, me quedo con Rafa Nadal.
Recuerdo perfectamente cuando el Barça consiguió juntar en el mismo equipo a Maradona y Schuster. Simplemente pensé que era el Armagedón, el Apocalipsis, el fin del mundo. No pienso lo mismo del equipo que entrena Guardiola, y eso que lo gana todo. En las últimas veinticuatro horas me he topado con culés que me querían gasear, otros que me comparaban con Otegui, y muchos, los menos originales desde luego, los más zafios y groseros, que se metían con mi calvicie, mi familia o mis (muchos) kilos de más por decir algo tan evidente y tan palpable como que Maradona hizo él solito campeón del calcio a un equipo mediocre mientras que Messi sufre demasiado cuando no está arropado por Xavi, Iniesta, Villa y Pedrito. No lo digo yo, lo dice Burdisso. No lo digo yo, lo gritan sus compatriotas. ¿Messi?... Perfecto. ¿Maradona?... Un verso libre, descabalado y genial. El mejor imperfecto de la historia.