Este Real Madrid de Capello va, como le sucede a Piqué en Cataluña, "de victoria en victoria hasta la derrota final". La frase, aplicada al presidente del Partido Popular Catalán, se la oía esta misma mañana a Federico Jiménez Losantos. Y la rescato para aplicársela al Real Madrid de Capello, un equipo que va, salvo milagro de última hora, de victoria en victoria hasta la derrota final. Habrá quien quiera mirar hacia otro lado. Habrá también quien, para justificar su propio fracaso, festeje los problemas que puedan surgirle al Barça en su partido contra el Chelsea, que no es el Steaua precisamente. Habrá quien compare la situación actual con la de los tres años anteriores y, al peso, concluya que al menos ahora hay un equipo ordenadito. Pero toda esa autocomplacencia dulzona tiene, desafortunadamente para los merengues, una fecha de caducidad. Uno puede vivir en las nubes, pero la caída será más dura y hará más pupa cuando, allá por el mes de mayo, llegue Paco con las rebajas.
Es cierto que, tomando como referencia el Real Madrid de los señores Queiroz o Luxemburgo, éste equipo al menos saca los partidos adelante. Y, hasta el mes de mayo, se podrá mantener viva la llama de la ilusión de aquel otro Capello que, hace diez años, vino a Madrid, ganó la Liga y se volvió a Italia como un campeón. Yo sigo pensando que el primer argumento, el de las innumerables victorias hasta la dolorosa derrota final, es falaz y mediocre; y creo sinceramente que, hace diez años, Capello tenía en su plantilla unos futbolistas incomparablemente mejores que los actuales. ¿Recuerdan? Illgner, Panucci, Hierro, Sanchís, Roberto Carlos, Redondo, Seedorf, Mijatovic, Suker, Raúl... Aquel equipo era, se mire por donde se mire, bastante más potente futbolísticamente hablando que el actual. Y, como le sucede a éste, también había incorporado cinco o seis jugadores nuevos.
Lo de Ronaldo merecería un capítulo aparte. En la primera etapa de Florentino Pérez, éste solía remitir siempre a Jorge Valdano. Hasta el punto que se hizo famoso aquello de "pregúntenle ustedes a Valdano". Pero en el Real Madrid de Ramón Calderón todo el mundo habla sobre todo, y mucho además. Bla, bla, bla, bla, bla, bla... Ayer circularon varias versiones, desmontadas por el propio jugador a la finalización del partido, sobre por qué no alineó de salida Capello al delantero brasileño. Que si una tortícolis, que si un grano, que si un quiste... Nada más acabar el partido, Ronaldo dijo en la tele que él estaba en perfectas condiciones para jugar y que teníamos que preguntarle a Capello por qué no lo hizo. Un desastre, vamos. La tortícolis me ha salido a mí por ver tantas veces repetido el gol de Nicolita. Habrá "capelistas" que aseguren que eso también lo tenía ensayado el italiano. Pan para hoy...