Aquí de lo único que se trata es de salvar el honor herido de los propietarios del Paris Saint Germain. Por lo demás, todo el mundo sabe que el destino de Neymar será finalmente el Real Madrid; lo mejor para el chico, que ya ha perdido un año, es que se produzca cuanto antes el desembarco, pero esa opción dejaría en evidencia a los máximos responsables de un club que tiene el dinero por castigo. Como decía la semana pasada, ese complejo entramado no lo va a solucionar la amistad personal, que es cierta, entre Al-Khelaifi y Florentino Pérez, de ahí precisamente que deba recurrirse a agentes externos a la negociación, que será ardua y que, desde el punto de vista del club francés, tendrá que aparentar mucha dificultad, de ahí precisamente lo de que Neymar seguirá en el PSG al dos mil por cien.
Pero mientras Neymar llega o no llega (porque también cabe la posibilidad de que le empareden en Paris) yo la estoy gozando con la actitud del periobarcelonismo hacia el futbolista brasileño. Estamos asistiendo, otra vez, a una campaña de desprestigio que no es nueva puesto que ya se puso en marcha cuando se supo que el Real Madrid iba a por él. Recapitulemos: el Barça se entrometió en su fichaje, a Rosell no le quedó otra que enterrar en dinero al padre de Neymar para convencerlo de que su mejor opción era el Camp Nou, el ex presidente del club catalán mintió descaradamente a sus socios y, junto a su vicepresidente, ocultó las cifras reales de la contratación y ahora Rosell lleva casi un año en la cárcel. Si ahora el Madrid cierra el fichaje lo hará con luz y taquígrafos, como le gusta a Florentino Pérez, y no al estilo Barça.
Pero no nos engañemos, aquí la llave que abre la jaula la tiene el pajarillo. En cuanto Neymar diga "pío, pío", el PSG quedará desarmado. En el preciso instante en que Neymar diga "me quiero ir al Real Madrid", ni todo el oro del mundo podrá frenar la operación. Y el futbolista manda señales, aún muy intermitentes, de que su decisión es largarse de París. Una cosa es un tuit en su perfil, que vaya usted a saber quién lo escribió, y otra bien distinta lo que él dice. Y lo que él dice es que siempre que se abre el mercado sale su nombre a colación, no que no se quiera ir del PSG. Al-Khelaifi habla de un dos mil por cien porque Mestre habló de un doscientos por cien... y Neymar acabó recalando en el club francés, pero el protagonista no dice nada ni habla tampoco de porcentajes. Esto tiene toda la pinta de alargarse hasta agosto. Veremos.