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El penúltimo raulista vivo

El dedo en la llaga

Nada más acabar el partido contra el CSKA, el entrenador del Real Madrid se dirigó al fondo sur para agradecerle su apoyo al único sector del estadio Santiago Bernabéu que jamás desfallece en sus ánimos al equipo. Es cierto que en esa zona del campo suelen sentarse los ultras, pero no lo es menos que no sólo hay ultras en el fondo sur; se equivocan, pues, quienes quieren ver en el gesto del técnico portugués un guiño ideológico o político, nada más lejos de la realidad: quizás Mourinho, que está empeñado en cambiar la tradicional actitud operística y silente del aficionado merengue por otra más pasional e implicada, pusiera en un brete a quienes, con el 4-1 en el marcador, pitaron al equipo en su propio campo, y lo hizo porque, aunque diga lo contrario con la boca pequeña, en su fuero interno no cree que el "cliente" esté siempre en posesión de la verdad.

Otra cosa es que yo crea que Mourinho, que es capaz de muchas otras cosas, vaya a poder cambiar a la afición madridista. Esa es, en mi opinión, probablemente la única tarea que le supera. Y lo que quizás enerve en el fondo al madridismo no sea que su entrenador se dirija a un sector del campo (madridista) a agradecerle al apoyo a unos aficionados (madridistas) sino que, al hacerlo, otros aficionados (madridistas) queden en evidencia por no animar a su equipo, que se supone que es el Real Madrid. Lo que yo creo es que hay que agradecerle a José Mourinho que no tenga el menor rubor o problema a la hora de meter hasta el fondo el dedo en la llaga. Duele, por supuesto que duele, naturalmente que duele, pero es que tiene que doler. Este entrenador no ha venido aquí a fingir ni a actuar, no interpreta un papel ni quiere llevárselo crudo sin intentarlo. Otros antes que él entraron en el Real Madrid sin que el Real Madrid entrara en ellos, pero no es el caso que nos ocupa.

Este Real Madrid está ante un reto inigualable que requiere de un esfuerzo redoblado... por parte de todos, también del público. El reto, que está al alcance de muy pocos, consiste en ganarle en una misma temporada la Liga y la Champions al mejor Barcelona de toda la historia, un equipo irrepetible. Lo que, según la información desvelada anoche por Futboleros, Mourinho dijo a Arbeloa y Marcelo es que ese reto no podrá completarse jugando como ellos lo hicieron ante los rusos. Yendo al fondo sur, el entrenador lanzó idéntico mensaje a sus aficionados. Es materialmente imposible hacer una tortilla sin romper antes unos cuantos huevos y este hombre no tiene en absoluto miedo a romperlos ahora, cuando corresponde. Porque, no nos engañemos, el CSKA ha sido únicamente un ensayo para lo que se avecina.

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