Es posible que como David Meca, nuestro particular hombre récord de todas las navidades, ha sido engullido finalmente por los tiburones toro del papel couché en su último y desesperado intento por atravesar a nado los programas rosa de la tele, acaba de morir sir Edmund Percival Hillary, la pareja neozelandesa de baile del sherpa Tenzing Norgay, el pendenciero Maniche se ha largado con viento fresco a la Liga italiana dejando tras de sí un auténtico remanso de paz rojiblanca y un insistente olor a incienso en el estadio Vicente Calderón, y Munúa y Auate se han liado a mamporros, obligando a Miguel Angel Lotina, un hombre tranquilo por fuera y Sarkozy por dentro, a pegar el último puñetazo sobre la mesa, hayan pasado inconvenientemente desapercibidas, desde mi modesto punto de vista, unas declaraciones de Angel María Villar efectuadas a La Sexta en las que el presidente de la federación española de fútbol recalcó que Raúl es el mejor jugador español en su puesto.
Villar, a quien sólo le faltó realizar cuestaciones con una campanilla por Alberto Bosch en favor de Javier Clemente cuando el vasco era seleccionador nacional, formó él solito, mientras en la calle caían inmensos chuzos de punta, una plataforma personal en favor de su apadrinado y, de no haber sido por la clarificadora intervención de Esperanza Aguirre, por aquel entonces ministra de Cultura, nadie podría asegurarnos que farolín (copyright del gran Pedro Pablo Parrado) no seguiría ocupando hoy mismo el banquillo de España. No recuerdo, quizás debido a mi flaca memoria, que Clemente rechazara entonces el apoyo presidencial o el de Iñaki Anasagasti, quien también salió en su defensa, ni mucho menos oí que llamara idiota a su amigo Villar, o bobos al resto de sus abogados defensores (muchos de los cuales eran y siguen siendo periodistas) por apoyarle cuando pintaban bastos para él: Javi dio por bien empleadas todas y cada una de las plataformas que se formaran para defenderle y las dejó actuar libremente.
Si Villar pudiera, firmaría en la plataforma de apoyo a Raúl, lo que pasa es que no le conviene porque su suerte deportiva está inevitablemente unida a la de Luis Aragonés. Estoy seguro de que el seleccionador explicó a Villar, como previamente hizo con todos y cada uno de sus satélites, los motivos por los cuales no va a convocar más al capitán del Real Madrid y, en vista de esas declaraciones efectuadas a La Sexta, no tengo ninguna duda de que los razonamientos de Luis no convencieron en absoluto al presidente de la federación. Villar, que se la juega en la Eurocopa y que no suele mojarse ni siquiera debajo de la ducha, no tuvo sin embargo ningún inconveniente en reconocer, haciendo las veces de improvisado seleccionador, que Raúl es el mejor jugador español que hay en su puesto. Todavía estoy esperando a que, al igual que hiciera con Ramón Calderón por similar motivo, Luis ponga en tela de juicio el "caché humano" del presidente de la federación. Empieza bien 2008.