Colabora


El penúltimo raulista vivo

El Big Bang de la FIFA

Me pregunto cuántos futbolistas habrían dejado escapar la posibilidad de ayudarse de la mano para controlar un balón como hizo Henry y me tengo que responder que ninguno. No hay ningún futbolista en todo el mundo que no hubiera intentado engañar al árbitro para así beneficiar a su equipo o selección. Lo vemos a diario en todos los campos de fútbol. Los jugadores intentan controlar con la mano un balón que se les escapa y unas veces el árbitro lo ve y otras la acción pasa completamente desapercibida. Se ha consentido durante demasiado tiempo que el engaño (pérdidas de tiempo, ausencia de recogepelotas, lesiones fingidas, teatro con el fin de perjudicar al adversario) forme parte del juego, y ahora será difícil ponerle el cascabel a Fritz el gato. Sólo encuentro una diferencia objetiva entre la mano de Henry y otras manos, y esa es la trascendencia de lo que estaba en juego.

Hay economistas que se han lanzado a valorar en más de 100 millones de euros en pérdidas para Irlanda su ausencia del Mundial del año que viene. No es moco de pavo. Ni más ni menos que 100 millones que los irlandeses tendrán que sacar de algún lado. Y en tiempos de crisis. Pero de eso no tiene la culpa Henry. Ni siquiera el árbitro tiene la culpa de eso. Es muy fácil decir que Martin Hansson está pringado, se dejó impresionar por la presencia de Sarkozy en el palco de Saint-Denis o simplemente se hizo el loco. Es fácil decirlo pero es muy difícil demostrarlo. Salvo que alguien aporte pruebas en el futuro, en cuyo caso me comeré físicamente este artículo, Hansson no vio la mano de Henry. Discusión zanjada. Aquí entran en juego otros factores como la simpatía hacia el equipo pequeño. Nos gusta ver sufrir al todopoderoso. Pero en una cosa sí tiene razón Domenech: cuando Maradona, en un partido no menos importante, marcó él directamente un gol con la mano, alguien bautizó aquella acción como la "mano de Dios". Y llevamos repitiendo la misma pamplina 20 años.

¿Quién es culpable?... Indudablemente quien organiza una competición que mueve miles de millones de euros y que paraliza el mundo durante 20 días y, sin embargo, ni es capaz ni quiere poner los medios a su alcance para que estas cosas no pasen. La FIFA es una institución del siglo XIX dirigida por hombres pertenecientes al siglo XX pero que actúa en pleno siglo XXI. Es un anacronismo y un dislate, y lo peor es que Blatter encuentra cierta delectación en el hecho de que haya cosas que no puedan controlar los jugadores, los clubes o los aficionados sino exclusivamente ellos. No es comprensible que el hombre haya sido capaz de construir un acelerador de partículas con el que recrear los instantes posteriores al Big Bang y, por otro lado, no sea capaz de emplear la tecnología que tiene a su alcance, y que ya se aplica por cierto en otros deportes, para solucionar estos pequeños problemillas. El CERN y la FIFA están físicamente muy cerca, en Ginebra y Zúrich, pero les separan dos siglos de distancia. Puede que la FIFA deba sufrir su propio Big Bang para que todo acabe solucionándose. Mientras llega ese día, esta vez la cuenta la paga Irlanda. ¡Otra pinta camarero!

Lo más popular

  1. Vídeo: Álvarez de Toledo vuelve a arrollar a Bolaños, el "ministro gutural" del "ultra, ultra, facha, facha"
  2. Vídeo: Bolaños pierde la compostura en el Congreso
  3. Begoña Gómez declara por primera vez ante Peinado y culpa a la Complutense: ella actuó "sin ánimo de lucro"
  4. Campaña de bulos contra Federico Jiménez Losantos a cuenta de la muerte de Marisa Paredes
  5. Raphael, ingresado en el hospital tras sufrir un accidente cerebrovascular grabando el programa de Broncano

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario