Esa es otra diferencia más entre el Atlético y el Real: el primero puede permitirse el lujo de tener aún sentado en su banquillo a un señor que, nada más haber encajado tres goles, dice de su contrincante que es "el Barça de todos", mientras que el segundo puso de patitas en la calle a Schuster por afirmar que era imposible ganar en el Nou Camp. Por muy bien que juegue al fútbol, y lo hace, el Barça no podrá ser jamás el de todos sino como mucho el de unos cuantos; el Barça de Messi no será nunca, por ejemplo, el de los madridistas, del mismo modo que el Real Madrid de Di Stéfano no fue nunca el de los culés; en el diccionario de los grandes no existe el adjetivo absorto, que es exactamente como se quedó Quique Sánchez Flores nada más ver saltar al césped a los alegres chicos de Pep Guardiola.
El ensimismamiento del entrenador madrileño empezó a quedar clarísimamente reflejado en una alineación marcada por el amargo sabor de la rendición. Dejando a Agüero más solo que la una en el ataque y a Forlán dándole sombra al botijo, QSF dejó entrever que aquel Barça era efectivamente el de unos cuantos, incluído él mismo, y que su Atlético de Madrid era incapaz de sacar nada positivo del campo del líder. Es ese, insisto una vez más, un lujo que paradójicamente no está al alcance del club de fútbol más rico del mundo, que no es otro que el Real Madrid. Antes de que se cumpliera la media hora de juego, el Barcelona ya ganaba por dos goles a cero. Sus profundísimas razones tendría Quique para tirar de esa forma la primera parte por la borda.
Por lo demás, Alfonso Ussía se incorpora bastante tarde al debate sobre el "buenismo de marketing" de Guardiola, a quien, como es también mi caso, el nieto de Pedro Muñoz Seca considera un auténtico tontaina por muy pronto que se levante y muchas Ligas que gane. ¿Cómo se puede decir después de haberle pasado por encima al Atlético de Madrid por 3-0 y superar el récord histórico de victorias consecutivas de la Liga que jugando así el Real Madrid les ganará la final de Copa?... Pues se puede, vaya que si se puede, ahí está la Xirgu para dar fe de ello. No hay más que ver a Pep actuando en los anuncios del Banco de Sabadell para llegar rápidamente a la conclusión de que nos encontramos ante un auténtico actorazo. Mi pregunta es la siguiente: ¿se podrá fingir durante toda una vida?...