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El penúltimo raulista vivo

El Barça con los golpistas

El 23 de febrero de 1981 un grupo de guardias civiles comandados por el teniente coronel Antonio Tejero Molina asaltó el Palacio de las Cortes mientras se estaba procediendo a la votación de la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. El golpe de Estado fracasó, los culpables fueron detenidos, posteriormente juzgados y más tarde encarcelados. Y el 24 de febrero se produjo en Madrid una manifestación a la que acudió un millón y medio de personas a favor de la libertad, la democracia y la Constitución. Es curioso porque hoy, ahora mismo, en estos momentos, se sigue perpetrando un golpe de Estado y la gente no sólo no sale a manifestarse a favor de la libertad, la democracia y la Constitución sino que lo hace, sí, pero para apoyar a los golpistas, que en esta ocasión no son militares sino civiles.

¿Alguien se imagina que el 24 de febrero de 1981 un club de fútbol de la Liga española hubiera emitido un comunicado apoyando a Antonio Tejero? Por ejemplo: "Ante los hechos acaecidos el 23 de febrero, en relación con la situación política que vive España, el Club X, fiel a su compromiso histórico con la defensa del país, condena cualquier acción que pueda impedir el ejercicio de los golpistas. Y, en este sentido, el Club X manifiesta públicamente su apoyo al teniente coronel Antonio Tejero, al teniente general Milans del Bosch, al comandante Ricardo Pardo Zancada y a todas las entidades e instituciones que trabajan para ellos". Pero pongamos que esto hubiera sucedido. Pongamos que, tras el golpe de Estado del 23-F, un club de fútbol hubiera emitido un comunicado a favor de los golpistas, ¿qué habría hecho la federación? ¿Y qué habrían dicho el resto de clubes? ¿Qué habría dicho el secretario de Estado para el Deporte? ¿Y el Consejo Superior? ¿O el Comité Olímpico? ¿Habrían callado? ¿O habrían dicho algo?

Los militares que aquel día invadieron el Congreso de los Diputados querían que los demás no volviéramos a votar jamás y lo querían imponer por la fuerza de las armas, en contra de la voluntad popular y por las bravas, saltándose la ley y burlando a la democracia. Los golpistas que hoy invaden las calles de Barcelona se arrogan la representación de todo el pueblo de Cataluña, que es diverso y que, tal y como demuestran todas las encuestas y votaciones, es contrario a la secesión; y también pretenden saltarse a la torera la Constitución de 1978, la que todos nos dimos libremente y que, todo sea dicho de paso, se votó masivamente en Cataluña y, en especial, en Barcelona. Puigdemont y Junqueras, como Pep Guardiola, piensan que ellos son Cataluña y deducen que Cataluña es independentista puesto que ellos lo son, pero ni ellos representan a todos los catalanes, ni todos los catalanes están a favor de la independencia ni les corresponde sólo a ellos decidir qué debe ser Cataluña en el futuro. Confunden libertad con libertinaje y quieren ponerse a jugar al póker en mitad de una partida de mus.

Ayer el Fútbol Club Barcelona emitió un comunicado en el que se puso claramente del lado de los golpistas, que ellos interpretan que representan la libertad para los catalanes. No lo hizo el Espanyol, que es tan catalán o más que el Barça. No lo hizo el Hospitalet, no lo hizo el Mollerusa ni lo hizo el Rubí, lo hizo el Barça. Y lo hizo el Barça... porque quiso hacerlo. Quiso posicionarse conscientemente del lado de quienes hoy se atribuyen la representación de todos los catalanes, cuando no la tienen. Se posicionó del lado de quienes quieren hacer añicos la ley, burlar la Constitución y romper España. Y, ya puestos, se puso del lado de los culés que están a favor de la independencia pero en contra de los culés que se sienten catalanes y españoles y, por supuesto, de los culés que no son catalanes sino del resto de España y del mundo, que por cierto son abrumadora mayoría.

Y, a todo esto, ¿qué dice la Liga de Fútbol Profesional? ¿La Liga está para multar al Getafe por no regar el césped pero no está para opinar al respecto de que uno de sus asociados vaya contra la ley y contra la democracia? ¿Y el resto de clubes, qué opinan? ¿Y el secretario de Estado para el Deporte, qué dice? ¿Y el Comité Olímpico Español, de qué va? ¿Qué le parece todo esto al COE del villarista Alejandro Blanco?... No dicen nada. Están todos puestos de perfil. Son equidistantes y proporcionales, sobre todo esto último. Hace mucho tiempo, un pastor luterano alemán y antinazi escribió un poemita que decía así: "Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar".

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