El ácido desoxirribonucleico, más conocido popularmente por las siglas ADN, es un ácido nucleico que contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos. En lo que se refiere a los humanos nuestro genoma es el del Homo sapiens, es decir la secuencia de ADN contenida en 23 pares de cromosomas en el núcleo de cada célula humana diploide. La mayoría de los genes son iguales en todas las personas pero una pequeña porción de ellos (menos del uno por ciento del total) varía un poco de una persona a otra. Un poco. Cada persona es distinta, pero no debido a su raza puesto que el noventa y cinco por ciento de la variabilidad genética actual existía ya cuando nació la especie, antes de que hubiera etnias diferenciadas. La eugenesia, o sea la aplicación de las leyes biológicas de la herencia orientadas al perfeccionamiento de la especie humana, nos lleva directamente a Hitler, luego a Mengele y por último a los campos de concentración nazis. Y aquí, en España, a los independentistas. Cuando Quim Torra dice que los españoles somos hienas con una tara en el ADN está sugiriendo que los catalanes son una raza superior. Cuando Arzallus decía que el RH negativo confirmaba que el pueblo vasco tiene raíces propias, tres cuartos de lo mismo.
De ahí que cuando oigo hablar a alguien del ADN del Barça me eche a temblar porque, en el fondo, lo que subyace de una comparación tan temeraria y en apariencia, puesto que hablamos de fútbol, tan aparentemente inofensiva es la superioridad culé con respecto a los demás. Nadie ha hablado jamás a lo largo de la historia del fútbol, que ya es centenaria, de su ADN y hubo quien, pudiendo hacerlo, no lo hizo: la selección brasileña de Pelé, la Hungría de Puskas, la naranja mecánica de Cruyff, el Real Madrid de Di Stéfano... Aquellos equipos jugaban maravillosamente bien al fútbol porque tenían extraordinarios jugadores pero a Puskas, Czibor, Kocsis, Grosics o Hidegkuti nunca, jamás, se les ocurrió decir que ellos jugaban tan bien porque eran poseedores de un ADN especial o de unos genes distintos a los de las selecciones inglesa, alemana o española, por ejemplo. Repetido mil veces, diez mil, un millón de veces lo del ADN uno acaba asumiéndolo y no debe ser así, no señor. Todo el mundo quiere jugar bien al fútbol, todo el mundo. Aquel equipo que tiene jugadores buenísimos juega bien y aquel otro que no los tiene tan buenos juega a lo que puede, pero los genes no tienen nada que ver. Los genes de Roger Federer y de Salvatore Caruso son los mismos, exactamente los mismos. Claro que a Caruso le gustaría ser tan bueno como Federer, pero sencillamente no lo es. Es tan bueno como para ocupar el puesto número 100 en el ránking de la ATP, pero no tan bueno como el suizo. Puede que sea mejor que él friendo un huevo o nadando, pero no lo es jugando al tenis que es lo que da dinero y popularidad. ¿Verdad que sonaría mal si Roger Federer atribuyera a su ADN su forma de jugar o se refiriera a sus genes para referirse a sus victorias?
El ex entrenador del Barcelona Gerardo Martino dice hoy que tras las salidas de Xavi e Iniesta el ADN del Barcelona no se puede seguir representando tan fielmente. Claro que no, Tata, por supuesto que no. Pero el ADN no tiene nada que ver con eso, el ADN de Iniesta es el mismo que el de Junior Firpo, es el ADN del Homo sapiens; Andrés no es superior, simplemente Iniesta nació con un don. Y tampoco tiene nada que ver con el modelo. Por supuesto que a Setién le gustaría repetir el modelo y que su equipo jugara tan rápido en el centro del campo como lo hacía el de Guardiola, pero el de Guardiola tenía a Iniesta y a Xavi y el de Setién a Vidal y a Arthur. Cuando Iniesta se fue el Barcelona dejó de ser tan bueno, del mismo modo que cuando se fueron Michel, Butragueño, Sanchis y Martín Vázquez el Real Madrid dejó de ganar una Liga tras otra, pero no porque Rafa Martín Vázquez o Butragueño fueran superiores genéticamente hablando sino simple y llanamente porque eran mejores futbolistas que los que les sucedieron. ¿Alguien se imagina al Real Madrid presumiendo de ADN especial por tener 13 Copas de Europa y 34 Ligas? ¿A que no? Insistir tozudamente en lo del ADN implica un aire de superioridad que no hay quien se trague. Hay quien lo lo utiliza reiteradamente sabiendo lo que hace y hay quien lo hace por pura ignorancia. Ni modelos ni ADN ni zarandajas. Gana quien tiene a los mejores y juega mejor quien cuenta con los buenos, los genes no tienen nada que ver en eso.