A Luis Figo, ahora metido a embajador plenipotenciario del Inter de Milán, le preguntaron el otro día en los premios Laureus sobre la concesión del Balón de Oro a Leo Messi: "si se lo han dado a él, ¿qué quieres que yo te diga, que lo merecía más don Antoñito?"... Pues sí, ese era al parecer el sentido exacto de la pregunta del periodista, que el portugués respondiera con sinceridad lo que él creyera más justo y acertado. Michel Platini, a quien hemos afeado tantas y tantas veces y con razón su exacerbado antiespañolismo, no tuvo inconveniente alguno en cantar a los cuatro vientos que le parecía injusta la decisión y que él se lo habría dado a alguno de los protagonistas del Mundial, verbigracia uno de los dos jugadores españoles. O incluso al holandés Sneijder, desaparecido por cierto en el combate de las votaciones.
El premio de France Football ha salido tan debilitado y desacreditado de su unificación con el FIFA World Player que al presidente de la UEFA no le ha quedado otra que anunciar la creación de un galardón netamente europeo, y eso ha ido a ocurrir, paradójicamente, cuando el premiado ha sido uno de los dos mejores futbolistas del planeta sin discusión. El fútbol de Messi no merece en absoluto que se dude de él, y menos aún cuando, tras ofrecer el premio a sus aficionados, vuelve a resultar decisivo en otra victoria para su equipo al marcarle tres goles al Betis, pero también es justo que los españoles nos preguntemos qué tendrán que hacer nuestros Antoñitos, además de ganar un Mundial y brillando además, para que se fijen en ellos de una puñetera vez.
Pues sí Figo, sí, el Balón de Oro lo merecía don Antoñito. Más que Leo Messi lo merecieron don Antoñito Hernández y don Antoñito Iniesta porque ambos resultaron cruciales en los éxitos de su club y, de propina, colaboraron activamente en un triunfo sin parangón para España; por si fuera poco, Leo es menos Messi sin ellos. Y aquí vuelve a entrar de nuevo en juego el glamour de number one que tienen unos y otros, aunque eso no supusiera ningún inconveniente a la hora de que el premiado de 2006 resultara Fabio Cannavaro. Seguro que Messi gana dos o tres Balones de Oro más, y me apuesto lo que sea a que Cristiano reedita también a su vez dos o tres veces más su éxito de 2008, pero en año de Mundial y después de un triunfo que captó la atención de todos por cómo se produjo, por supuesto que debió ganar don Antoñito, naturalmente que sí debió ganar él.