De Sergio Ramos ya he dejado escrito aquí mismo que es uno de los mejores defensas centrales del mundo y que, echando la vista atrás, los 27 millones de euros que Florentino Pérez pagó por él al Sevilla se me antojan pocos. Creo (y deseo) que acabará su carrera deportiva vistiendo la camiseta del Real Madrid y, por si todo lo anteriormente expuesto fuera poco, tengo de él las mejores referencias personales. Por lo demás, la niñería de ponerse debajo de su camiseta otra de su compañero Özil responde al retrato universal de un jugador de fútbol de 26 años, un chaval agasajado por las masas, vitoreado por la gente, que no paga en los restaurantes y que es millonario desde los 20. Repito lo que dije anoche en Futboleros y que tanto molestó a un misterioso ex internacional: los futbolistas son todos unos egoístas, no en el sentido de racanería por supuesto sino en el de que acaban por creerse insustituibles cuando sencillamente no lo son. Hubo un famoso entrenador de fútbol que por decir algo parecido a esto me llamó a la Cadena Cope para felicitarme; tampoco diré su nombre aunque obviamente lo sé, como el del misterioso ex internacional ofuscado.

Ramos es un fantástico jugador pero José Mourinho fabrica futbolistas, y por ende equipos, campeones. Quiero decir que Sergio llegó al Real Madrid en el verano de 2005 y hasta abril de 2011 (seis años si no me fallan las cuentas) ganó dos Ligas y una Supercopa. Tres títulos en seis años, a razón de medio título por año. Mou lleva dos años y cuatro meses en el Real Madrid y, con él sentado en el banquillo, el Real Madrid ya ha ganado otros tres títulos: Liga, Copa y Supercopa. Ni recordar quiero los ridículos espantosos a los que el Real Madrid nos tenía acostumbrados con otros entrenadores distintos al portugués; hoy el equipo blanco podrá ganar, empatar e incluso perder en Europa, pero siempre va a competir. Siempre. Porque Mourinho, que ya había entrenado a los mejores antes de llegar aquí, consigue extraer de cada futbolista hasta la última gota de sudor.

Lo que hizo el domingo Ramos y acabó descubriendo ayer Marca es una chiquillada de alguien que se cree el rey del mambo. Desde que el entrenador no le alineara ante el City Sergio se ha dedicado a ir por ahí matando moscas a cañonazos para luego desmentirlo todo en twitter. Lo del domingo es una jaimitada, sí, pero también es un pulso en toda regla con el único entrenador de fútbol del mundo que los gana todos. ¿Perjudicado?... Indudablemente el club, que paga (y extraordinariamente bien por cierto) tanto al técnico como al jugador. Por lo que yo sé les han dicho a ambos que arreglen sus cuitas, aunque la rabieta del domingo ya haya servido para suministrar abundante dinamita a los pollos antimadridistas. Arréglese el caso ya. El Real Madrid les necesita a ambos. Y, por favor, que no les pidan a los socios que elijan entre papá y mamá. Creo saber qué dirían.