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El penúltimo raulista vivo

Devolvedme mi Barça

<span>Cordon Press</span>

Devolvedme al Barça, que me lo habéis robado. Devolvédmelo, culés, que es mío. Devolvedme al Barça que miraba de tú a tú y de frente al Real Madrid, sin miedo, y quedaos con éste que elige a su presidente porque colocó una pancarta enfrente del Bernabéu y se abrazó con un maniquí de Messi. Quedáoslo, no lo quiero. Devolvedme al Barça que trataba de machacar siempre y bajo cualquier circunstancia al Madrid y no a éste que festeja las derrotas, que celebra las victorias morales y que se reúne en Canaletas por la inscripción de un jugador de 38 años. Devolvedme al Barça del 2-6 porque, y os lo digo sinceramente y con el corazón en la mano, sin ese Barça la Liga española importa menos, no vale tanto. Devolvedme a aquel Barça que si quedaba segundo entraba en crisis y no a éste que sonríe y se felicita por acabar cuarto de la Supercopa de España, un torneo menor. Quedaos con este Barça que pierde en el campo y gana en "¡Vamos!" de Movistar, devolvedme al equipo que hablaba de Franco. Ya no habláis de Franco, ¿por qué? Hablad de Franco, por favor, volved a decir aquello de que Franco consiguió que el Real Madrid ganara Ligas y Copas de Europa aunque nadie se lo crea porque mi vida tiene menos sentido sin aquel Barça. ¿Dónde está? ¿Lo tenéis secuestrado?

Sí, lo tenéis secuestrado, debe ser eso. Está preso del mantra de la posesión, de la engañifa del tikitaka, vive de la Liga de la sensación, de la Supercopa de la impresión, de la Champions del futuro. Soltadlo. Dejadlo libre. Lo quiero ya mismo de vuelta. Estoy esperando. Devolvedme al Barça que peleaba por fichar a Karembeu y no al Barça que promete falsamente a Halaand, ¿dónde está? Devolvedme al Barça que completaba sus plantillas con Ibrahimovic y no al actual, que nos vendió a todos la moto de que Depay era el nuevo Marco van Basten. Devolvednos a los madridistas a aquel Barça para el que ganar era lo importante y ganarle al Real Madrid aún más y no a éste al que reúne su presidente para decirle que está feliz por perder, orgulloso de haber marcado 2 goles en un partido en el que el Madrid ha marcado 3, satisfecho de regresar antes de tiempo desde Arabia.

Devolvedme al Barça del entorno, éste no tiene entorno. ¿Dónde está el entorno del Barça? ¿Dónde está aquel ambiente irrespirable cuando el Barça perdía dos partidos seguidos? ¿Dónde están aquellos titulares, "Crisis", "Hundidos", "Caos"? El titular de prensa más duro hacia este Barça deconstruído dice que "ha vuelto". Sí, vuestro Barça ha vuelto... a perder. Devolvedme a los aficionados que esperaban a los jugadores para gritarles aquello tan poético de "menos millones y más cojones". ¿Dónde está la afición de aquel Barça? ¿En serio os conformáis con esto? ¿Os vale repetiros a vosotros mismos la milonga de que el Madrid ha ganado esperando atrás y saliendo a la contra? Devolvedme al Barça de Gaspart, que prometió que se bañaría en el Támesis si ganaba la Copa de Europa, y no al Barça de mi amigo Lobo Carrasco, que promete bañarse en la playa del Duque (preciosa por cierto) si se gana la Supercopa de España. Sin ese Barça, sin mi Barça, sin la némesis de mi equipo del alma, esto sinceramente no tiene sentido. Es como si al doctor Van Helsing le pusieran a luchar contra un Drácula ecologista, amante de las telenovelas y bebedor compulsivo de Gatorade. Llegado el caso, Van Helsing se preguntaría lo mismo que hoy me pregunto yo: "¿Dónde está mi Drácula?"

Porque este Barça perdedor y acomodaticio, vulgar en sus expectativas, mediocre en sus resultados deportivos, aburre. Y yo quiero divertirme. ¿Dónde están los malos del Barça? Hoy todos son buenos... salvo Alba. Y salvo Piqué. Parecen todos cortados por el mismo patrón, que es el de la serie Al salir de clase. Uno empieza dando miedo por el nombre y éste es el Barça de Pedri, Gavi, Nico y Fati, que ni hablan de los hilos de Florentino ni saben tampoco quién era Guruceta y mucho menos José Plaza. Por no saber, seguro que no saben quién fue Franco. Contadles quién fue Franco, por favor, para que puedan repetir como papagayos eso de que el Madrid ganó gracias a él. Habéis convertido a mi Barça en un equipo sin alma y al Real Madrid le vale para ganaros andando. Y yo quiero correr, yo quiero sufrir, yo quiero pasarlo mal. Ayer, os lo confieso, vi el partido con la tranquilidad absoluta de quien sabe que el Real Madrid iba a ganar. ¿A qué oficina de la Generalidad tengo yo que dirigirme para que me devuelvan mi Barça? ¿A la de objetos perdidos? Lo perdí y no lo he vuelto a encontrar. Os miro y no os reconozco y, si no os reconozco a vosotros, me costará más reconocerme a mí. Sólo falta que cambiéis el himno por la canción Diptongo de amor de Betty Missiego. Ya veo a Pedri, Gavi, Nico y Fati saltando al césped bajo los acordes de esa bonita canción, "perdido entre pétalos dorados, sumergido en una absurda oscuridad, un laberinto que se ve mal decorado, poco a poco va a su mando mi ansiedad".

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