Comparado con el adiós de Cristiano al Real Madrid, del que tanto se está hablando y se seguirá hablando en el futuro, el de Messi al Barça será una mezcla entre Ifigenia en Áulide, Edipo en Colono y Los siete contra Tebas. Mundo Deportivo desvela ahora que, al contrario de lo que todos pensábamos, el argentino dispuso una cláusula en su octavo contrato por la cual podría irse en 2020 del club azulgrana siempre y cuando acabara en un club que "no fuera de élite". Para entonces, Lionel tendrá 33 años, los mismos que tiene ahora CR7, y el Barça andará metido en un lío importante si, de repente, no encuentra por sorpresa al nuevo Messi porque, y a las pruebas de la última década me remito, el equipo anda futbolísticamente colgado de la brocha de tan genial jugador.
El asunto de la inclusión de tan sibilina cláusula no resulta, según yo lo veo, baladí. Estos cálculos que he hecho yo los habrá hecho también el argentino, que probablemente no se vea a sí mismo como el eterno salvador de los culés más allá de los 35 años, corriendo por el campo con la respiración asistida, una enfermera tomándole la tensión y arrastrando por el césped el gotero. Por supuesto que uno ha de notar la marcha de su máximo goleador histórico, claro que sí, pero esa quiebra se la sirvió Cristiano Ronaldo al Real Madrid en bandeja de plata con su insistencia en querer salir, y el club blanco la ventiló razonablemente bien sacando 10 millones de euros más de los que pagó en 2009 por un futbolista próximo a cumplir los 34. En el Barça insisten en que alargarán la vida deportiva de Messi como de un chicle se tratara, pero igual él no quiere eso y sueña con acabar en Newell's Old Boys, que no es precisamente un club de élite ahora mismo.
Puede que Messi esté pensando en todo eso... pero también puede que no. Puede que Messi se haya guardado esa cláusula del pavor como un enésimo as en la manga para la novena ampliación y mejora de su contrato, que finalizaría en 2021. Los Messi, porque a Leo no le veo sinceramente en estas cosas, saben perfectamente que tienen al club en un puño, que no hay cantera ni modelo ni proyecto deportivo ni niño muerto sino Messi, Messi y más Messi, y que cuando su Lio se vaya acontecerá el Armagedón y no quedará piedra sobre piedra en el Camp Nou. En el Barça intentan estirar a Messi por la cuenta que les trae y a los Messi les complace este estiramiento de Lionel. La verdad es que, con 31 años a sus espaldas, el sabor de su fútbol continúa intacto y, en cierto sentido, amenazante. O, como dicen que dijo Luis XV, o quizás Madame de Pompadour, "après moi le déluge", "después de mí, el diluvio". Después de Messi...