Al paso que vamos, Cristiano superará antes que Messi el récord de goles en Liga de don Telmo Zarra. Y, por mucho que digan, el mayor problema de Luis Enrique, a quien se le está quedando una cara de Tata de muy señor mío, no es aclarar si quiere o no quiere a Xavi, convencer a Rakitic de que él está llamado a suceder al canterano cuando en el partido más importante de la temporada (el del Bernabéu contra el Real Madrid) acabó en el banquillo, recuperar a Iniesta, rehabilitar a Pedrito o integrar a Luis Suárez sino despertar de una vez por todas a Messi. Siempre dijimos que mientras que el fútbol merengue era coral, el del Barça dependía en exceso de la genialidad del argentino. Messi brilló con Guardiola, que ya se encargó de despejarle el camino de posibles competidores, empeoró con Martino y ahora, con Neymar y Suárez haciéndole sombra, Leo no es Leo y el Barça no es el Barça.
Y, para colmo, a la "aluminosis azulgrana" hay que sumar también el permanente estado de dispersión mental en el que parece encontrarse Gerard Piqué. Vicente del Bosque le decía el otro día a mi compañero Vicente García en Diario de la Roja que las críticas al defensa central no eran únicamente deportivas y que "había algo más". Algo no, seleccionador, mucho más: bombas fétidas un día, teléfonos móviles en el banquillo otro... A diferencia de Del Bosque a Luis Enrique no le ha temblado la mano a la hora de mandarle un mensaje claro a Piqué. Ya quiso prescindir de él Guardiola... y no le dejaron. Como tampoco le dejaron que diera la baja a Alves, señalado ayer por el Camp Nou.
La victoria del Real Madrid hizo mucha pupa y el Barça, que ha disfrutado durante el arranque de la Liga de una falsa apariencia de invulnerabilidad, aparece ahora como un equipo vulgar que no sabe a qué juega. Porque: ¿a qué juega exactamente el equipo de Luis Enrique?... El Tata Martínez se aferra a una idea del fútbol que Guardiola bordó en su Barça (no así en el Bayern) y que empezó a desmoronarse con Martino. Aquel equipo tocaba, tocaba y tocaba... porque podía. Pero ya no puede. Y a Messi, que antes sorprendía, ya le han pillado el truco. Por supuesto que queda mucha Liga por delante y naturalmente que el Fútbol Club Barcelona puede rearmarse... pero para un culé debe resultar descorazonador cómo está jugando este Real Madrid. Fútbol total contra improvisación. La crisis ha cogido el Puente Aéreo.