David Sánchez, que es más culé que Joan Gamper, me dijo después del 1-3 de Copa que sí había algo que podía achacársele al Real Madrid: que hubiera levantado el pie del acelerador pudiendo haberle hecho más sangre al Barcelona. Como ejemplo contrario me puso el 2-6 del Bernabéu y me recordó que, cuando el árbitro pitó el final del partido, hubo jugadores culés que se enfadaron mucho porque aquel día veían al alcance de la mano hacerle 7, 8 ó 9 goles al eterno rival. Y es cierto que, con el 0-3 en el marcador, yo también pensé en esa posibilidad y, viendo rendido y roto al equipo de Roura, pensé que el partido podía acabar fácilmente con una manita histórica al Barça y en su casa. No lo sé. Puede que, ya con el 0-2, Mourinho se pusiera a diseñar el partido de Old Trafford. Quizás hubo jugadores que se relajaron instintivamente al verse con la final en el saco.
Los jugadores del Barça querían más el día del 2-6 porque, cuatro Copas de Europa después y recibidos ya todos los elogios universales habidos y por haber, para ellos continúa siendo prioritario hacerle pupa al Madrid, cuestión ésta que a mi modo de ver esconde aún hoy un tremendo complejo de inferioridad con respecto al equipo blanco. Únicamente bajo ese prisma podemos tratar de explicar la iracunda reacción de Spectra tras la jugada entre Ramos y Adriano en el último minuto del encuentro que acabó en clarísimo piscinazo del futbolista barcelonista. El vigente líder de la Liga llegaba con 16 puntos de ventaja (¡16!) al estadio Santiago Bernabéu y se fue "sólo" con 13, una ventaja que, con otros 36 puntos por disputarse, cualquier observador objetivo definiría como cómoda.
Pero ellos querían más, 20, 30 ó 40 puntos, a poder ser 50 ó 60, y las salidas de tono de Valdés, saliendo a toda pastilla de su portería para llamar sinvergüenza al colegiado, o de Piqué, haciendo el gesto de las esposas, explican mejor que cualquier otra cosa lo que pretendo explicar. De todos es sabido que tanto a Xavi como a mí no nos gusta hablar de los arbitrajes. Xavi y yo lo consideramos vulgar, de equipo pequeño. Por eso hoy yo no voy a hablar del arbitraje como hace Xavi y no voy a decir que al Barcelona le han regalado este año al menos 8 puntos y tampoco voy a decir que al Real Madrid le hayan birlado otros 10. Como no pienso decir nada de eso tampoco se me pasaría por la imaginación decir que, con los 8 menos del Barcelona y los 10 más del Real Madrid, es bastante probable que el equipo de Mourinho fuera a estas alturas líder de la Primera División. Pero ni Xavi ni yo queremos remover viejas historias, ¿a que no?... ¿Y qué hacemos ahora con las esposas?