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El penúltimo raulista vivo

Del gol de Piqué debo decir...

No fue el gol del cojo sino el del morbo. Porque, y hay que reconocerlo así, el gol en el minuto 87 del pitado Piqué, el que abrió la lata ante la República Checa casi al final del encuentro otorgando los tres puntos a España en su debut en la Eurocopa, tiene un morbo increíble. El titular más repetido (supongo que precisamente por morboso) de la crónica del partido fue el siguiente: "Piqué salva a España". Pero a España, la nación, no creo que esté en disposición de salvarla ya nadie, tampoco un gol de España, la selección, en un campeonato de Europa. Se supone que el gol del morbo, que no del cojo, debía producir en mí otro efecto más, el del olvido. Al parecer ese gol con la selección tenía que provocarme una amnesia total, debía olvidar que Piqué se "alistó" en Guanyarem, que Piqué apuesta por una consulta independentista ilegal en Cataluña, que Piqué aboga por "una nació, una selecció", que Piqué juega con las cartas marcadas. Me gusta el fútbol, pero no tanto. Y se ve que me tira más la España nación que la España selección, qué le vamos a hacer.

Parece nuevamente inevitable que, si España hace un buen papel en la Eurocopa, tanto el barcelonismo como su rama mediática, el periobarcelonismo, vuelvan a apropiarse del éxito de la selección nacional a la que tan generosamente han despreciado durante años y más años. Tras el 1-0, de hecho, ya empezaron a destacar el partidazo de Iniesta, muy cierto, y el gol salvador de Piqué, los dos culés. Es curioso porque el periobarcelonismo, que a veces linda con el independentismo o que al menos juguetea con él como Ernst Stavro Blofeld juguetea con su gato blanco, se apropió de las Eurocopas de 2008 y 2012 y del Mundial de 2010 pero no de la debacle del Mundial de 2014, de ese no. Si la selección de España sale de Francia campeona sucederá lo mismo y el éxito será azulgrana; pero si España no sale viva, si al final España se va sin premio, la culpa será de Sergio Ramos. Y de Álvaro Arbeloa. Más de éste último si cabe, que cabrá, vaya que si cabrá.

Ayer, además del repetido titular de "Piqué salva a España", la pregunta más extendida vía Twitter era la siguiente: "¿Cuándo pediréis perdón a Piqué?"... ¿Por qué? ¿Por marcar un gol? ¿Por hacer correctamente su trabajo?... Además del morboso y del amnésico, el gol de Piqué debía tener otro efecto más, el científico: Piqué ha marcado un gol con la selección española de fútbol luego queda demostrado su compromiso con España; no, no, qué va, nada de eso: el compromiso que queda demostrado con el gol de Piqué es con la selección española, no con la nación española; del compromiso de Piqué con la selección, a la que va porque no le queda más remedio, nadie ha dudado nunca; tampoco ha dudado nunca nadie que Piqué sea un defensa central extraordinario, de los cinco o seis mejores del mundo. ¿Qué pretendía la gente, que fallara adrede? ¿Que rematara a gol contra la portería de De Gea para demostrarle al mundo su admiración por Junts Pel Sí?... Piqué juega con España y no dudo que lo hace lo mejor que sabe, que es mucho, pero por otro lado apoya un referéndum ilegal en Cataluña y se alinea con Guanyarem, que exige un Comité Olímpico Catalán propio. Piqué fue muy profesional marcando ese gol en el minuto 87, eso sin duda; un profesional de los pies a la cabeza. Punto.

Muchos de los que regatearon la crítica al akelarre secesionista de la final de Copa en la que se pitó el himno nacional y se insultó al Rey se mostraron indignadísimos, ofendídimos, consternadísimos, humilladísimos por los pitos a Piqué. Pero es que a Piqué se le pitaba precisamente por sus salidas de pata de banco y porque en su día no quiso denunciar el lamentable abucheo al himno nacional y la ofensa al Rey de España, y sugirió además que detrás de aquella falta de respeto había una explicación lógica, una justa motivación política, la del pueblo catalán oprimido por la cruel bota del opresivo Estado español. Los pitos a Piqué no son otra cosa que el fruto descarnado del lógico enfado de un sector de la respetable afición española, ese sector que tiene la idea absolutamente alocada para los tiempos que corren de que la nación es más importante que la selección o incluso que un jugador de la selección, y que cuando alguien exclama por la tele "¡gol de la Roja!" no se da la vuelta porque piensa que ha marcado Alexis Sánchez, el Niño Maravilla.

Yo, pese a todo, siempre querré que gane España. No me gusta nada de nada el actual seleccionador español y, de haber podido elegir, preferiría que el gol de la victoria ante la República Checa lo hubiera marcado otro, Ramos, Iniesta, Nolito o Morata. Pienso que Del Bosque ha tratado peor a Arbeloa que al propio Piqué y que Xavi acabó haciendo las labores de segundo entrenador. Y creo que Piqué jugaría con la selección catalana si tuviera ocasión, creo que es el Caballo de Troya. Pero esta selección es la que representa a mi nación en la Eurocopa y, antes de que la gane otra cualquiera, prefiero que se la lleve la mía. Aunque nunca hasta el punto de que un gol profesional de un futbolista que coquetea con el secesionismo me nuble la vista y borre de un plumazo de mi memoria todos los recuerdos. Ese gol de Piqué podrá provocar amnesia repentina en otros pero no en mí. Es Gerard quien debería pedir perdón. Y con un gol, por muy importante que sea, a mí no me basta, no señor. Esto es todo lo que tenía que decir sobre el gol de Piqué.

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