Los números de Vicente del Bosque son imbatibles, espectaculares, siderales, estratosféricos. Título a título, no creo que haya ahora mismo un entrenador de fútbol en el mundo capaz de igualarle. Quién se lo iba a decir a él, que al principio no quería entrenar y el Real Madrid casi tuvo que sentarle a rastras en el banquillo del primer equipo. Es un hecho que Del Bosque sabe mucho de fútbol, bastante más de lo que sus enemigos quieren hacer ver, y además es un hombre con suerte y, como decía, tiene unos números imbatibles que no resisten comparación posible, lo que no impide que algunas decisiones suyas sean dignas de estudio. Ayer España ganó por 2-1 a Bielorrusia en un partido aburridísimo pero que deja a los nuestros con la clasificación para el Mundial en el bolsillo. Ganó España y lo hizo con Victor Valdés como titular en detrimento de Iker Casillas.
La decisión de dejar a Casillas en el banquillo ahora, precisamente ahora que ha empezado a jugar partidos de Champions con el Real Madrid, es verdaderamente extraña. El pasado 9 de junio, una semana antes del debut de España en la Copa Confederaciones, el propio Iker reconocía que no se veía como titular, una reflexión lógica y normal puesto que el portero llevaba varios meses siendo suplente en su club. Aún así, y en el debut de España ni más ni menos que ante Uruguay, Del Bosque decidió alinearle y sentar a Valdés, titular indiscutible en el Barcelona. El pasado 6 de septiembre, ante Finlandia y jugándosela en Helsinki, Vicente volvió a confiar en Casillas. El seleccionador alegó en defensa de su decisión, que yo siempre interpreté en clave de mensaje envenenado a Mourinho, que había que tener memoria con Iker.
Pues bien, como Harrison Ford en A propósito de Henry, la memoria se le acabó este viernes a Del Bosque. Antes, cuando no jugaba nada con el Madrid, había que tener memoria, y ahora, cuando resulta que ha empezado a jugar la Champions, "Casillas sólo ha jugado un partido este mes". Los números de Vicente, como dije antes, no encuentran parangón y son exhibidos por sus admiradores como sólido parapeto tras el que refugiarse, pero algunas de sus decisiones son realmente anormales, como ésta de sacar a Iker cuando no jugaba y sentarlo ahora que sí lo hace. También lo es la de Michu, convocado de urgencia por la baja de Villa y titular por delante de un clásico, Negredo, que aunque no acabe de convencerle siempre responde.