Fantástico Cesare Prandelli: "No quiero que la gente piense que malgastamos el dinero de los contribuyentes o que nos llevamos el dinero pese a haberlo hecho mal". Nada más concluir el partido de Italia ante Uruguay, el del nuevo mordisco de Luis Suárez, el seleccionador azzurro presentaba su dimisión, que iba acompañada por la del presidente de la federación. Supongo que Prandelli sí se siente constreñido (que diría ese hortera de bolera llamado Edón Elorza) por lo que supone dirigir desde el banquillo a la cuatro veces campeona del mundo. No es lo mismo, con todos mis respetos, entrenar a Brasil, Alemania o Italia que hacerlo a Ecuador, Irán o Nigeria: para estas tres últimas selecciones llegar a un Mundial es un milagro mientras que para las tres primeras es una obligación.
No es lo mismo entrenar a Brasil, Alemania o Italia que hacerlo a Ecuador, Irán o Nigeria... ni tampoco es lo mismo entrenar a España. Y en gran medida eso es así gracias a Vicente del Bosque, que encabezó hace cuatro años un proyecto que obtuvo probablemente el mayor éxito deportivo de nuestra historia y que ahora acaba de protagonizar uno de los mayores ridículos de nuestra selección en un Mundial. En la decisión de Prandelli han pesado los Mundiales de 1934, 1938, 1982 y 2006, y en la de Vicente del Bosque debería pesar el Mundial de 2010. Si se clamó por la dimisión de Clemente, Camacho, Suárez o Santamaría... ¡cómo no exigir la de Del Bosque, que llevó a España a su mayor éxito internacional!... Pedir que dimita Del Bosque no ofende a nadie sino que trata de proteger (ya veremos si en vano o no) el legado de Sudáfrica.
Prandelli se va como un caballero después de un Mundial en el que Italia ha tenido muy mala suerte. Y su razonamiento no es únicamente deportivo sino también institucional: "No quiero que la gente piense que malgastamos el dinero de los contribuyentes". El puesto de seleccionador es muy cómodo y conlleva un prestigio muy por encima del que supone dirigir a cualquier club, y esa comodidad y prestigio deben ir acompañados por una responsabilidad también de cierta altura. La selección aterrizó ayer en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid y... ¡salió por la puerta de atrás! Ese gesto puso el punto final a un campeonato absurdo tanto dentro como fuera del terreno de juego. No digo que Vicente del Bosque deba imitar a Prandelli porque el italiano ya le lleva 24 horas de ventaja al español. El seleccionador debe valorarse un poco más de lo que lo está haciendo últimamente: Del Bosque debe respetar a Del Bosque.