El Cholo Simeone pasó por tres fases muy distintas en su choque contra el Barça, dos de ellas durante el partido y una, y probablemente la más peligrosa de todas, a su finalización. En la primera fase, coincidente con la primera parte, su Atleti salió al campo a verlas venir, a dejar jugar al líder de la Liga, a esperar a que Ernesto Valverde hiciera el trabajo sucio y los jugadores culés cometieran un error, sólo uno, que sirviera a los suyos para rascar algo; esa táctica ya le dio disgustos antes al entrenador argentino en otras dos finales, aquellas contra el Real Madrid en la Champions, pero el Atleti, que venía de jugar mucho mejor que el Barça, que iba claramente de menos a más y que necesitaba imperiosamente ganar o empatar para que la llama liguera continuara encendida, prefirió esperar. Craso error.
Fruto del gol de Messi, que debió ser anulado por el árbitro al no encontrarse el balón en la distancia reglamentaria, Simeone salió a jugar en la segunda mitad como debió salir a hacerlo en la primera, y esa fue la segunda fase: sus cambios fueron inusitadamente ofensivos tratándose de él y claramente demostrativos de que la derrota suponía tanto como entregar el campeonato en bandeja de plata a su rival. Pero el gol del empate no llegó porque ahora el Barça se pertrecha mucho mejor atrás y es más complicado meterle mano, y el Atleti acabó el día a 8 puntos del líder, un colchón que le permite tomarse lo que resta de Liga con cierta tranquilidad. La tercera fase, la peor y más grave en mi opinión, aconteció en la rueda de prensa posterior cuando Simeone se rindió intelectualmente hablando ante Leo Messi.
La rendición del Cholo fue indigna viniendo de un entrenador profesional y constató que, de tanto insistirle a sus jugadores sobre que el Atleti únicamente puede Luchar por la tercera plaza del campeonato, éstos han acabado creyéndoselo. De hecho, si miramos detenidamente el partido, Messi apareció en el gol ilegal... y después se echó la siesta. El mensaje de Simeone al final del partido era el de un entrenador que, para justificar su derrota, se dedicó a ensalzar exageradamente a su oponente. Con su mensaje, que no es de ahora sino del día después de haberse sentado en el banquillo rojiblanco, el Cholo rindió a su equipo, reconoció una superioridad que no fue tal sobre el campo de juego y admitió que el Atlético de Madrid sólo aspira a quedar subcampeón por detrás de Messi, que tiene que estar sorprendido por tanto jabón. Otra vez será. Quizás cuando el Atleti juegue contra el Barça de tú a tú y como un igual. ¿Lo veremos algún día?...