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El penúltimo raulista vivo

De Lopetegui a Brevetegui

¿Cómo no habría de notarse en el Real Madrid la marcha de su máximo goleador histórico? Todos dimos por hecho que el equipo se iba a resentir, más que nada porque se dejaba 50 goles por el camino que conduce a Turín. Pero hoy, cuando pintan las cuarenta en bastos, vuelvo a repetir que Cristiano estuvo bien vendido, que Cristiano estaba amortizado, que por él se sacaron diez millones más de los que costó en 2009 y, sobre todo, que no se puede retener en contra de su voluntad a un jugador que se quiere marchar. Cristiano se quería ir y el Real Madrid dejó que lo hiciera por una cantidad de dinero que se consideró escasa por los gurús del fútbol pero a la que la Juve llegó con el gancho y tras profundísimas discusiones internas. Y añado que sí, que el Real Madrid Club de Fútbol es más que un jugador, por muy grande que haya sido. De modo que estas calderonadas tuiteras del estilo de "hay que volver a comprar a Cristiano" carecen del mínimo rigor y se producen, más que nada, para meterle el dedo en el ojo a Florentino Pérez por una cuestión de odio visceral personal. A Cristiano, que pensó en Cristiano, que le vaya bien en la Juve; a Zidane, que pensó en Zidane, que le vaya bien donde sea; y, desde el punto de vista de un madridista, a Florentino Pérez, que es el único que piensa exclusivamente en el club, que le vaya lo mejor posible y acierte porque su acierto será bueno para el Real Madrid.

Pero la catástrofe blanca no se explica sólo por la ausencia de Cristiano. Hace tres meses hablábamos de la mejor plantilla del mundo, y yo sigo pensando que lo es; hace un mes a Luka Modric le entregaban el premio al mejor jugador del año y un montón de futbolistas madridistas estaban incluídos en el mejor once. Sin Cristiano, que la temporada pasada tardó una eternidad en arrancar la moto goleadora, este Real Madrid tiene que ganar con holgura al Alavés en Vitoria, pasarle por encima al Levante en el Bernabéu y sacar tres puntos de Moscú en la Champions. Y, por cierto, no salir humillado de Sevilla como salió. El problema del Real Madrid es de entrenador porque Lopetegui insiste en querer hacer jugar al equipo como nunca lo ha hecho, o sea como el Barça; con la diferencia de que el Barça tiene a Leo Messi y el Real Madrid no lo tiene.

Lopetegui ha gestionado mal las rotaciones, tiene al equipo hecho unos zorros físicos y ha arrojado a Vinicius a los leones de la Segunda B; si el chaval aún no ha sufrido una lesión de importancia no habrá sido porque sus rivales no lo hayan intentado de todas las formas posibles, y el partido disputado en Vigo es un claro ejemplo de ello. Julen es un trabajador serio y responsable, un hombre dedicado y profesional y que vive por y para el fútbol las 24 horas del día, pero desde el primer momento se vio que le quedaba el banquillo del Madrid como a mí me sentaría un traje payés. La culpa no es suya sino de las circunstancias, que provocó Zidane anunciando su repentina marcha y yéndose a comprar un tresillo a Muebles La Oca, pero lo cierto es que en cuatro meses largos Julen no ha logrado dar con la tecla y el Real Madrid está séptimo en la Liga y se ha tirado 8 horas sin marcarle un gol a nadie.

Está tan muerto deportivamente hablando Lopetegui y en la zona noble del Bernabéu tienen tan meridianamente claro que se han equivocado de medio a medio con él, que tengo la impresión de que pretenden evitar que se siente en el Camp Nou no vaya a ser que, por esas cosas que tiene el fútbol y sin Messi mediante, al Madrid le dé por ganar allí y se lo tengan que comer con patatas una semana más. Por lo demás, en el análisis de Lopetegui ha faltado autocrítica y también eso de lo que se nos acusa a veces a los periodistas, hablar más de fútbol y menos de cuestiones que tienen que ver con la fe que con aspectos deportivos. Si comparamos las ruedas de prensa de Julen posteriores a los partidos contra CSKA, Alavés o Levante, la conclusión es la misma: la tendencia cambiará en un futuro indeterminado sin saber bien por qué y se ha tenido mala suerte; y si la suerte es un factor a tener en cuenta, Julen Lopetegui tampoco ha tenido demasiada que digamos. Si no hay una sorpresa morrocotuda, una de grado 10 en la escala de Richter, en un plazo de 48 horas Julen habrá pasado de Lopetegui a Brevetegui. Y mira que lo siento.

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