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El penúltimo raulista vivo

De arbitrajes anormales

Hace algunos días pasó inadvertida la noticia de que seis árbitros de la Primera División no habían pasado las pruebas físicas a las que les sometió el Comité Técnico de tito Vito, cuestión esta que, para el caso, vendría a ser más o menos lo mismo que si a seis periodistas les pillaran escribiendo vaca con "b" o seis arquitectos desconocieran de qué elementos está compuesta una estructura. Me llamó la atención la noticia, (los nombres de los colegiados "cateados" no vienen a cuento y se pueden consultar en cualquier sitio) pero, como decía al principio, me llamó más la atención que pasara sin pena ni gloria por nuestras "carteleras", como ocurre con las películas de Jim Jarmusch, aunque fue más sorprendente aún que nadie preguntara nada y que el Comité de tito Vito tampoco explicara absolutamente nada. Simplemente se sustituyó a esos seis árbitros y se colocó a otros en su lugar. Por cierto: entre esos seis había uno internacional.

Joaquín Caparrós dijo ayer, a la finalización del partido que su equipo disputó contra el Real Madrid, que el arbitraje no había sido normal. ¿Cómo va a serlo si quien arbitraba era Muñiz Fernández?... El arbitraje en España no puede ser normal puesto que los árbitros no son profesionales y, entre partido y partido, venden neveras, trabajan en el Ayuntamiento de turno o representan a una empresa de congelados. El arbitraje en España no puede ser normal desde el punto y hora que los árbitros parecen auténticos anacoretas, (hay uno que dice que él no habla 48 horas antes o después de los partidos) intocables, pertenecientes a una casta superior que no quiere mezclarse con el resto de mortales. Pero tampoco fue normal la vehemencia de los jugadores del Athletic o que Ion Velez insultara gravemente al colegiado, y de todo eso Caparrós no dijo nada. Hay algo todavía menos normal que el arbitraje de Muñiz: que un equipo encaje 5 goles en su campo. Y de eso Caparrós ni habló.

Las declaraciones de los entrenadores y jugadores acerca de la bondad o maldad de los arbitrajes cobraría cierto sentido si también salieran a la palestra reconociendo los errores a su favor. Pongamos por caso el arbitraje del belga Frank De Bleeckere en la "noche de autos" de Anfield. El Liverpool "chorreó" al Real Madrid por 4-0, aunque el 1-0 llegó precedido de una falta de Torres sobre Pepe y el 2-0 fue fruto de un penalti inexistente. Corría el minuto 28 de partido y el Madrid ya perdía por 2 goles a 0, teniendo que marcar 3 para clasificarse para cuartos de final, debido a dos fallos del árbitro. Declaraciones de Rafa Benítez al final del partido: "hubiéramos podido marcar más goles". De la actuación del árbitro ni una línea. Todos deberemos acostumbrarnos cuanto antes a que los árbitros no forman parte del mobiliario de oficina, aunque ellos mismos se consideren así, sino que son un componente más del juego. El nivel de los de España no es excepcional, pero la grandeza de un club de fútbol también se ve en esos pequeños detalles. De Bleeckere simplemente falló más que una escopeta de feria en contra del Real Madrid, ¿conclusión de Benítez?... "Hubiéramos podido marcar más goles". Creo que allí lo llaman fair play. Fair leches.

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