El tiempo es oro dijo una vez el escritor inglés Edward George Bulwer-Lytton. Habrá quien quiera creerse que el motivo por el cual este domingo tiene una hora de propina es para aprovechar la luz diurna. Ingenuos. Almas cándidas. Esa es la versión oficial que va circulando por ahí, pero lo único cierto es que el 25 de octubre de 2009 tiene 25 horas en lugar de las 24 acostumbradas porque así lo negoció extraoficialmente Florentino Pérez con las autoridades políticas mundiales. Tal es el poder del presidente del Real Madrid. Harto de escuchar por ahí que el suyo es un equipo en construcción, F.P. debió pensar que lo mejor sería conseguirle a Pellegrini otros sesenta minutos para ver si lograba algo tan enrevesadamente complicado como hacer jugar bien al fútbol a Ronaldo, Kaká, Benzemá, Pepe, Ramos, Raúl, Guti, Casillas, los Diarrá, Alonso y compañía... El sábado anterior, sin ir más lejos, tuvo sólo 24 horas y así le lució el pelo al Madrid en Gijón.
Pellegrini ha desarrollado un mecanismo de autodefensa que le aisla del mundo real y le aleja cientos de miles de kilómetros de la opinión de los aficionados de la calle. Se ha instalado en una burbuja. De lo contrario es imposible tomarse en serio sus análisis posteriores a los partidos que perpetran una y otra vez sus jugadores. ¿Dónde hubo circulación de balón ayer?... Sería en el Sánchez Pizjuán porque en El Molinón ni se la vio. Lo de la firmeza defensiva suena a chufla en un club que acaba de gastarse 200 millones de euros en tres jugadores de ataque. Seguro que al decir esto estoy atentando contra todos los cánones de la teoría futbolística pero lo que el Madrid necesita de una puñetera vez no es firmeza defensiva sino firmeza atacante. El Madrid debe atacar y atacar y volver a atacar, tiene que morder arriba y asfixiar a su rival por todo el campo. ¿Por qué ha sido siempre tan difícil jugar como defensa central en el Madrid?... Precisamente porque los atacantes rivales llegaban de Pascuas a Ramos.
La verdad es que yo ya no sé si este equipo está en construcción o en deconstrucción como le pasa a la tortilla de patatas que se sacó de la manga Ferrá Adriá. Resulta realmente chocante que se insista todo el rato en lo mismo y más aún teniendo en cuenta que el entrenador madridista es ingeniero civil en la especialidad de construcción por la Universidad Católica de Chile. Y si Florentino, gracias a sus influencias, ha conseguido ampliar el tiempo, en el Atlético de Madrid simplemente se ha congelado. La afición colchonera no se cree el nuevo reparto de papeles entre Gil junior y Cerezo y continúa culpando a los propietarios del socavón deportivo por el que atraviesa el equipo. Ayer, ante un Mallorca que se quedó con 9 jugadores, no pudo pasar del empate; es fácil deducir que si hubieran jugado once contra once aquello habría resultado ciertamente sangriento. Lo peor es que todo el mundo tiene claro que el problema no es de Aguirres, Abeles o Quiques. ¿Entonces?... A rezar. O a pedirle a Florentino que con sus superpoderes les devuelva al año 1996.