La gente me pregunta por la calle si Mourinho va a seguir. La continuidad del portugués se ha convertido de repente en una cuestión de Estado. O, para ser exacto, el repente ha tenido más que ver con la semana fantástica de los 1-3, 2-1 y 1-2 que han clasificado al Real Madrid para la final de Copa y los cuartos de la Champions. Únicamente los madridistas más orgullosos, aquellos que no están dispuestos a dar su brazo a torcer, siguen pensando de puertas para afuera que Mou no es el entrenador diez para el club blanco. Y a quienes tienen la amabilidad de preguntarme por el futuro inmediato de Mourinho yo siempre les contesto lo mismo: "Me parece que no lo sabe ni él". Lo que sí sé, y esto no es opinión sino información, es que la prensa deportiva española no está entre sus mil primeros problemas; esa batalla la da por perdida pero está convencido de saber torearla.
Tampoco creo que la continuidad del portugués esté relacionada con que el club gane dos, tres o cuatro títulos en un año. En el Real Madrid están gracias a Dios convencidos de que éste es el proyecto bueno: Mourinho ha obligado a huir a Guardiola, consiguiendo además la desactivación del mejor Barcelona de todos los tiempos. Pero hay aspectos del día a día del club que el portugués sigue creyendo que hay que mejorar. Cuando, por otro lado, empleo medio en broma y medio en serio en Futboleros el término cuchilli envainatti creo definir atinadamente la situación de un amplísimo sector de la prensa deportiva de la doble bufanda (la de sus propios colores y la antimadridista) con respecto a Mourinho. No hay más que leer veinticuatro horas después de la eliminación del líder de la Premier, y en su propio campo además, al director del diario que tuvo los santos bemoles de publicar, y luego mantener pese al posterior desmentido, que Cristiano tapaba con un esparadrapo el escudo de su chándal como pulso hacia el club, para darse perfecta cuenta de que la cacería del hombre no va a parar ni con la décima ni con la undécima ni con la decimosegunda.
Mucho peor que ser un pseudomadridista es ser un pseudoimbécil y tratar como pseudoidiotas a los lectores del As, entre los que por cierto me encuentro. Publicar que Mourinho le hizo un guiño al United porque el entrenador del Real Madrid dijo nada más acabar el encuentro del martes que a cuartos no había pasado el mejor es faltar directamente al respeto a la inteligencia del lector. Y todo por un pique personal aderezado con un inacabable e irrefrenable afán de control del mejor club de fútbol del mundo. Ojalá siga Mourinho. Pero no porque eso supusiera una sonora bofetada a los enemigos del Real Madrid, que también, sino porque estoy honestamente convencido de que el portugués, con sus fallos y con sus aciertos, es el hombre adecuado en el momento oportuno. Envainados o afilados, los cuchillos deberán seguir esperando a la vuelta de la próxima esquina. Aunque esos siempre estarán ahí y tampoco conviene obsesionarse demasiado con ellos. Se han pasado tanto de frenada que la gente ya no los toma en serio.