La verdad es que da un poquito de grima ver a Joseph Blatter arrastrándose por el barro e implorando el perdón de Cristiano, que lo cierto es que no acaba de llegar. El futbolista del Real Madrid, que el jueves estuvo fantástico mostrando su lado más solidario y más humano en la Cadena Cope y haciendo felices a tres niños que luchan contra la leucemia, no comprendió la falta de respeto que mostró hacia él el presidente de la FIFA. El orgullo y la vanidad de Blatter le impiden rectificar pero su prepotencia sí le habilita al parecer para convertir un trofeo como el Balón de Oro, que hasta hace bien poco gozaba de cierto prestigioso, en la muñeca Chochona del tristemente desaparecido Manolo el Loco, alma máter de la tómbola del Cubo. Vuelvo a repetirlo para que no queden dudas: gane o pierda Cristiano, el Balón de Oro dejó de tener para mí credibilidad cuando el año anterior se lo regalaron a Messi porque sí.
Pero la idiotez de Blatter se ha vuelto contra él, que es decididamente el villano de esta historia, hasta el punto de que el miércoles que viene por ejemplo se van a repartir en el estadio Santiago Bernabéu cuarenta mil caretas de Cristiano como muestra de apoyo incondicional de la grada hacia el crack portugués. La prensa internacional está con el jugador del Real Madrid y este vuelco en la "opinión publicada" ha generado un efecto ciertamente curioso entre los votantes: aquellos que otorgaron en su momento los 5 puntos a Cristiano se enorgullecen de ello y lo declaran a los cuatro vientos mientras que quienes no le eligieron como el mejor tratan de ocultarlo, dan mil vueltas e intentan enredarnos con interminables circunloquios que buscan convertir algo tan atractivamente simple como el fútbol en una ciencia complejísima, un arcano que está al alcance de unos pocos sabios, algo que no puede entender el pueblo, que es curiosamente el que hace grande al fútbol.
Entretanto Cristiano, que parece haber agotado la gasolina de Messi de un modo muy similar a como Mourinho acabó con la paciencia de Guardiola, sigue imparablemente a lo suyo. Cuando esto escribo se encuentra a un solo gol de la marca de 164 de Hugo Sánchez, que superará, y tiene ya la vista puesta en los 186 que consiguió otro mito del madridismo como Carlos Alonso Santillana. No creo que haya nadie que dude que Cristiano irá luego a por los 216 de don Alfredo di Stéfano y que más tarde alcanzará a Raúl, que marcó 228. Los números del portugués son alucinantes pero al echarle un vistazo a la media de goles por partido disputado es cuando te das realmente cuenta de la gesta que está protagonizando este chaval. Hugo, que marcó 164 goles en 207 partidos, tiene una media de 0,79 goles por encuentro, la más alta; Cristiano, que ha marcado 163 goles en 148 partidos, tiene una media de 1,10 goles por partido. Las matemáticas también juegan contra Pennywise Blatter, el payaso bailarín de la FIFA a quien cuarenta mil caretas sacarán de nuevo los colores este próximo miércoles.