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El penúltimo raulista vivo

Pepe, Varane y los profetas del pasado

El otro día oí en la Cadena Ser cómo, para defender a Jorge Valdano, arreaban a Mourinho por haber fichado en su día a Khedira y a Coentrao. Es cierto que, paralelo al de que el ex director general desconocía la mala situación de Özil en el Werder Bremen, también corrió como un reguero de pólvora el rumor de que Jorge no sabía quién era Khedira. Ahora que Khedira no juega y que tiene los dos pies y los dos brazos fuera del Real Madrid se ha convertido en un objetivo fácil, aún así estos colegas periodistas no resolvieron la pregunta: ¿Es cierto que Valdano no tenía controlado a un internacional fijo con Alemania?... Aunque el repentino palo de la Ser a Mourinho (sin venir a cuento y justo antes de arrancar un partido de Liga) pudiera estar humanamente justificado porque se trataba de defender a un contertulio del Grupo Prisa de las garras del malvado Belcebú setubalense, el periodista fue incapaz de resolver la cuestión: ¿De verdad el ex director general de un club como el Madrid desconocía quién era un tipo con más de cincuenta internacionalidades con Alemania?...

A Mourinho le critican (ahora) los fichajes de Khedira y de Coentrao pero se olvidan de que también fue quien trajo a Özil y a Di María. El argentino fue el primer fichaje de la era Mourinho y, como no podía ser menos, al portugués se le dio hasta en el cielo del paladar por alentar a Florentino para que pagase por él 35 millones de euros; luego, en el que ha sido hasta la fecha el mejor negocio del club blanco en toda su historia, el Madrid vendió a Di María al Manchester por 75 millones para que así el chico pudiera ser feliz de una vez por todas y triunfar en otro sitio, pero de esa plusvalía de 40 millones nadie dijo nada. Mourinho trajo a Khedira y a Coentrao, sí, pero también a Özil y Di María, y cuando Zidane le dijo que en el Racing Club de Lens había un chaval de dieciocho años llamado a ser uno de los mejores defensas centrales del mundo, el ex entrenador del Madrid confió en él: palos para Mourinho, más palos para Zidane y colección de palos para Raphaël Varane, que es el chico del que estamos hablando.

Cuando los periodistas deportivos vamos, Mourinho ha ido y vuelto siete veces. Normal, él es un profesional del fútbol y nosotros no. El 7 de mayo de 2013 dijo que el problema de Pepe era Varane. Hoy, casi dos años después, algunos gurús del periodismo dicen que el problema de Pepe... es Varane. Y todo por la galopada del otro día en el estadio Vicente Calderón que nos dejó embobados. Claro que el problema de Pepe, que es un magnífico defensa central pero que ya tiene 32 años, es Varane. Me atrevo a decir incluso que el problema de un Pepe con 20 años seguiría siendo Varane... pero no por el carrerón ante el Atleti, no, sino porque Raphaël es un defensa central diferente y con cosas que yo hacía mucho tiempo que no veía en un futbolista que ocupa esa posición. Se suben al carro de Özil, se bajan del carro de Khedira, se suben al carro de Di María, se bajan del carro de Coentrao, se suben al carro de Varane y se bajan del carro de Pepe, a quien utilizaron en su día. Se suben y se bajan pero con dos años de retraso. Profetas del pasado.

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