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El penúltimo raulista vivo

Criticar escondido detrás de una pelota

Voilà!... No hay más que echarle un rápido vistazo a las crónicas del Valladolid-Atlético de Madrid para llegar a la conclusión de que la crisis deportiva e institucional del club colchonero ha desaparecido "ipso facto". Raúl García se doctora con sus pases, Forlán vuelve por donde solía, Flores es un prohombre del diálogo de civilizaciones y el destino recompensa al fin a Reyes, que es un tío muy castigado por la vida, no en vano tuvo que volverse de los suburbios de Londres tras vivir en la City una auténtica pesadilla después de que el Arsenal pagara por él un pastón de los que hacen época. Pero Zorrilla despertó de su letargo al león dormido y, releyendo las crónicas, uno tiene la impresión de que han de complicarse mucho las cosas para que el Atleti no gane al menos un título esta temporada. Si no fuera porque lo de ayer, en otros escenarios y con protagonistas distintos, se ha visto mil veces en el fútbol, me lo creería.

Para revolución, tal y como auguró Luis Aragonés hace muchos años, la de Fidel Castro. Al final en el estadio de la pulmonía jugaron "los mismos cabrones de siempre", que diría John Benjamin Toshack. También jugó, y marcó, Diego Forlán. El uruguayo, que tras el desastre de la Copa salió corriendo por la puerta de atrás como el resto de sus compañeros salvo Ujfalusi, sí quiso pararse anoche y templar tras una faena que acabó en goleada. Ya he dicho muchas veces que los futbolistas son unos seres egoístas y que van siempre a lo suyo. Hay pocos, muy pocos, que se salven, la verdad. Hasta hace unas cuantas horas pensaba que uno de los elegidos era Forlán pero me equivoqué. Dice Diego, y en eso tiene razón, que no se le puede criticar por su compromiso sino por su rendimiento; y a renglón seguido añade que es muy fácil hacerlo detrás de una pluma o un micrófono cuando uno nunca ha pisado un campo de fútbol. Yo podría decir exactamente lo mismo de él: es muy fácil criticar a un periodista detrás de un par de botas y unos pantalones cortos cuando uno nunca ha pisado un estudio de radio.

Supongo que los jugadores del Atlético de Madrid esperarán a que echen a Flores para ponerle a parir. Ya sucedió con Aguirre. Y, más recientemente, con Abel. Entiendo perfectamente que Forlán se diera por aludido después de lo que su entrenador dijo en Huelva, pero lo dijo su entrenador, lo dijo Quique Sánchez Flores. Cuando ayer se filtró que Flores pretendía hacer una revolución, quien esto suscribe dijo que se confundía sacando ahora mismo la guadaña. Me parece que este Atlético debe aferrarse como sea a Agüero, Forlán y Simao, y probablemente por ese mismo orden. El club, eso sí, se equivocó lamentablemente al no traspasar a su flamante e inesperada Bota de Oro al Real Madrid. ¿36 millones de euros?... ¿30?... ¿25?... ¿Por un futbolista que en mayo cumplirá 31 años?... Con un lacito de terciopelo rojo. Tengo para mí que el rendimiento de Forlán ya no volverá a ser el de las dos temporadas anteriores. Y en cuanto a su compromiso... Eso que lo arregle directamente con su entrenador mientras todavía trabaje en el Atleti, pero que no emplee como escudos humanos a los periodistas. Es muy fácil criticar detrás de una pelota cuando uno no ha pisado un estudio de radio en su vida.

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