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El penúltimo raulista vivo

Cristiano: continuar la historia en el Real Madrid o repetirla en la Juve

Ya dije que habría que esperar un tiempo para valorar en su justa medida el daño exacto que al Real Madrid le haría la marcha a la Juve de su máximo goleador histórico. Y al revés, también habría que esperar un tiempo hasta saber cómo le afectaba a Cristiano Ronaldo el haberse ido del trece veces campeón de Europa y si el portugués se resentía o no de su adiós y si había o no había en el mundo del fútbol una kriptonita capaz de acabar con este Superman. Para un sector cristianista del madridismo cualquier especulación al respecto constituye un desdoro hacia CR7, de un modo muy similar a como molesta al messianismo que se ponga en tela de juicio que Leo Messi es el mejor futbolista de todos los tiempos. Fanáticos, en cualquiera de los dos casos. Aficionados que creen que su jugador fetiche está por encima del equipo, de su equipo. Es su problema, no el mío.

Es cierto que, salvo para el que los recibe, los premios individuales sirven para poco. Y, en el caso concreto del Balón de Oro, también es cierto que luce poco serlo de Plata y mucho menos de Bronce. Cristiano, por ejemplo, ni acudió a la gala de ayer por la noche al saber que acabaría tercero. Sí es verdad que sirve para valorar si un futbolista ha perdido pie internacional, si ha perdido valor o si ya no está entre los mejores. Neymar, por ejemplo, se quedó fuera del top treinta y eso duele. Vamos, le debe doler a él. Del mismo modo que debe dolerle a Cristiano, como decía, haberse quedado por detrás de Virgil van Dijk, quien probablemente debió ser elegido Balón de Oro por delante de Messi, y sobre todo haberse visto superado en premios (6 a 5) por el delantero argentino. Es poco probable ya que, con la edad que tiene, CR7 pueda superar a Leo.

Y esto nos lleva de nuevo al inicio de mi reflexión. Por supuesto que el Real Madrid perdió mucho con la marcha de Cristiano a la Juve, y a las pruebas de la temporada anterior me remito, pero un jugador de 32 años está fenomenalmente bien vendido por 100 millones de euros, y más uno que insiste como él lo hizo en coger el petate y marcharse. Aún así, en un año horrible, la temporada anterior Benzema marcó más goles en el Madrid que Cristiano en su equipo. Y, a día de hoy, el francés dobla al portugués en goles y en asistencias. O sea, el 9 del Madrid lleva un año y medio mejor que el 9 de la Juve. Y no me parece baladí el hecho de que, por primera vez en años, Cristiano se haya despeñado en el Balón de Oro hasta la tercera posición. ¿Qué ha pasado? ¿Ha sido verdaderamente Messi el mejor del año o es el tirón que ejerce el Barcelona? ¿Los Balones de Oro los ganaba Cristiano o los conquistaba el Real Madrid? La respuesta a la anterior pregunta es: los ganaba el Real Madrid. Luka Modric ganó el penúltimo Balón de Oro por la Decimotercera y Cristiano ganó su cuarto y quinto Balones de Oro por la Undécima y por la Duodécima. Del valor, que es incalculable en dinero, que supone vestir esa camiseta da testimonio el caso del defensa central del Liverpool, Van Dijk, un jugador fundamental a la hora de que su equipo ganara la última Champions y, aún así, relegado a la segunda posición, de la que nadie habla nunca salvo el mismo día en el que se entregan los premios.

Javier Bordas, vicepresidente deportivo del Barcelona, se pasó anoche tres pueblos cuando dijo que Messi tendría que tener al menos diez Balones de Oro más que Cristiano. Supongo que dentro de poco saltará otro directivo pelota a decir que diez son pocos, que debería tener quince más. Y luego saldrá otro, aún más pelota, diciendo que de quince nada, que por lo menos veinte. Al pobre Pere Gratacós se le ocurrió decir que Messi no sería tan bueno sin Iniesta o sin Neymar y la Santa Inquisición hizo papilla con él, de modo que Bordas sabe muy bien qué tiene que decir y cómo tiene que decirlo si quiere seguir en el cargo una semana más. Diez Balones de Oro no, diez Balones de Oro más que Cristiano de ningún modo, pero el año pasado y ayer CR7 sí debio darse perfecta cuenta de lo que supone jugar en el Real Madrid y de lo que supone no hacerlo.

Jugar en el Real Madrid supone que tú puedes seguir alimentando la llama del duelo individual con Messi, no hacerlo significa que te quedas sin llama. Por eso, cuando Mendes subió al despacho de Florentino Pérez a decirle aquello tan enigmático de "presidente, tenemos un problema", el representante careció del fino olfato que se le supone, no tuvo la amplitud de miras necesaria como para ver la jugada a través de un plano general, que iba por supuesto mucho más allá de sus cuitas con Hacienda. Mendes, y por ende el propio Cristiano, no valoraron en su justa medida el momento crucial por el que estaba atravesando la carrera profesional de uno de los mejores futbolistas del último cuarto de siglo y se obsesionaron con Cristóbal Montoro. Decía Jacinto Benavente que una cosa es continuar la historia y otra repetirla. Continuarla en el Real Madrid habría sido mucho más sencillo para Cristiano Ronaldo que repetirla en la Juve. Eligió y, a mi modo de ver, eligió mal.

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