Cristiano Ronaldo arrasó a Lionel Messi en las votaciones por el Balón de Oro: 745 puntos por 316, más del doble de votos a favor del portugués. Y muy por detrás quedó Griezmann con 198. Lo que demuestra este premio, que elige al mejor futbolista del mundo del año en curso, es que la cosa está muy dividida, que no está tan clara como pretenden hacernos ver los adoradores del becerro de oro. Para el mundo del fútbol, Messi fue el mejor jugador en los años 2009, 2010, 2011, 2012 y 2015 mientras que Cristiano fue el mejor en los años 2008, 2013, 2014 y 2016. Es probable que sin el concurso de Cristiano (y seguramente también sin el concurso de Cristiano en el Real Madrid) Leo Messi acumulara hoy en sus vitrinas hasta la friolera de 8 Balones de Oro.
Si el politburó culé y el establishment argentino hubieran logrado impedir que Cristiano saltara al campo durante todo ese tiempo, al echar la vista atrás dentro de muchos años (pongamos que 30 ó 40) nos daríamos cuenta del inmenso poderío de Leo, indiscutiblemente el mejor, pero está claro que la existencia de Cristiano ha cambiado el curso de la historia del fútbol. Pase lo que pase en el futuro, consiga Messi su sexto galardón o logre Cristiano empatar a títulos individuales, lo que nos están queriendo decir los profesionales del fútbol es que abajo, en el campo, que es donde se ganan y se pierden los partidos, las cosas no están tan claras como arriba, en el palco, donde habitan algunos de los insignes poetas de la nada.
Aún así, el ranking final me deja el sabor agridulce de que, en el fondo, no se ha podido impedir que un futbolista que ha ganado Champions con su equipo y Eurocopa con su modesta selección apabulle de tal modo al rey Messi. Para calmar al Barça, que ya cree incluso en la existencia de manos negras en los sorteos de la Copa de Europa, se ha colocado cuarto a Suárez y quinto a Neymar, por delante de Bale, que ganó la Champions como Cristiano y que llevó a una selección de cartón piedra como la galesa hasta las mismísimas puertas de la gran final eurocopera contra Francia. Del mismo modo que nadie recuerda los nombres de todos los nominados al Oscar, dentro de dos semanas nadie se acordará del Balón de Plata, pero sí llama la atención que a Bale le hayan despeñado del podio para acoplar a cualquier precio al francés Griezmann, que al fin y al cabo no ganó nada.