Lo siento de veras, o a lo mejor no tanto, pero el otro día, oyendo a Marcelo Bielsa reconociendo que agarró de la pechera a un empleado del Ahtletic Club de Bilbao y luego se autodenunció ante la policía, y leyendo más tarde el comunicado del club quitándole la razón al entrenador y dándosela al jefe de la obra, me resultó inevitable pensar en qué se habría dicho y qué se habría escrito si no hubiera sido Bielsa sino Mourinho el agresor y en lugar del Athletic fuera el Real Madrid quien le hubiera quitado la razón a su entrenador: la Guerra Nuclear. Algo similar me pasó cuando oí a Zubizarreta diciendo con un sublime desparpajo que el Barcelona se dirigiría a la federación por el "caso Alba" para ver qué era "lo mejor para todos". Lo mejor para el futbolista es que vaya a los Juegos, lo mejor para el equipo olímpico es que Jordi sea titular con España y se traiga la medalla de oro y lo mejor para el club catalán es que su nuevo fichaje descanse el mayor tiempo posible: 2-1 a favor de que Alba siga donde está.
Pero lo que realmente me preocupó de la declaración de Zubizarreta no fue el contenido de la reclamación en sí, que de haberse visto satisfecha produciría sin duda un trato escandalosamente injusto hacia el resto de clubes que, como el Barcelona, aportan también jugadores a los diferentes equipos nacionales, sino el hecho de la manifestación, el que se produjera como si tal cosa, como si lo que estaba explicando el director deportivo culé fuera algo absolutamente normal, como si se tratara del uso habitual que el club azulgrana tiene a la hora de relacionarse con Angel Villar. Sustituyamos a Zubizarreta por Emilio Butragueño y pongamos en su boca idénticas palabras: ¿Qué se habría dicho? ¿Qué se habría escrito?... La Guerra Nuclear II.
Si Zubi, que es un hombre apocado y reservado, actúa con ese descaro es porque alguien le ha explicado o él mismo ha tenido ocasión de comprobar que el Barcelona trata así a Villar. Ya pasó tras el Mundial de Alemania cuando la federación consintió que se sacara del partido contra Islandia a Xavi y Puyol para así tenerlos más descansados de cara a la Supercopa. Sucedió también con la Copa Confederaciones: Iniesta y Silva no andaban finos; el primero no fue y el segundo, que acabó lesionándose, sí. Ahora el club catalán dice que Thiago tiene algo en la tibia, que el chico no está bien, y la federación, que en otras ocasiones exige análisis de sangre, orina y ADN, razón social y número de bastidor del coche, ahora resulta que lo da todo por bueno. Observo todas estas cosas y me viene a la memoria aquel famoso "¿Qué más quieres que te dé, Sandro?"... Responde, Sandro, ¿qué más quieres que te dé si el pobre ya te lo da todo?...