Si la batalla entre el Real Madrid, que ha ganado nueve Copas de Europa, y Michel Platini resulta desigual a favor de éste último, imagínense ustedes lo que la UEFA puede hacer con el Sion suizo. A Christian Constantin ya le han colgado el cartelito de polémico, la "oveja negra" de la familia, y va a tener muy complicado quitárselo de encima. Y todo por defender a su club, que acudió como saben a la justicia ordinaria tras ser excluido de la Liga Europa por alineación indebida en la eliminatoria previa ante el Celtic de Glasgow. Hay por ahí circulando una sentencia de un tribunal que exige a la UEFA readmitir al Sion, una sentencia por cierto que Platini, con el apoyo incondicional de Blatter, se niega en redondo a aceptar alegando eso tan rocambolesco de que UEFIFA es una especie de mundo paralelo, algo así como Matrix o el País de Nunca Jamás, y que allí sólo imperan la ley y el orden impuestos por estos caballeros.
La cosa, como digo, tiene muy mala pinta porque, como en el caso del héroe del cómic Hellblazer de similar apellido, nuestro héroe también se va a ver obligado a luchar contra las fuerzas del mal en absoluta e incómoda soledad. Otros lo intentaron antes que él y acabaron siendo repudiados, apartados o simplemente perjudicados sobre el campo hasta que sus reclamaciones se fueron apagando poco a poco, muy lentamente. A Constantin también le retirarán el respirador o le ahogarán con una almohada. Porque los clubes, que ponen estadios, jugadores y aficionados, están extrañamente acomplejados y abducidos por estos modernos sheriffs de Nottingham, recaudadores del dinero ajeno, auténticos parásitos de esa potentísima mantarraya en la que se ha convertido el fútbol profesional. En el Sion aún no lo saben, o quizás sí, pero están luchando contra molinos de viento.
Sé que la guerra de Florentino Pérez, que es la de la décima Copa de Europa, va por otro lado. O puede que no. Comprendo lo incómodo que sería para el Madrid posicionarse contra la UEFA en este caso concreto, y todo ello a pesar de que Platini no ha tenido el menor inconveniente en hacerlo una y otra vez contra el Real. Pero la batalla de Constantin es esencialmente justa y los grandes equipos no deberían poder desviar la mirada con la intención de evitar un mal arbitraje que les mandara anticipadamente para casa. Vaya desde aquí mi solidaridad con el Sion. Un juez ha dicho que su reivindicación es justa pero el éxito o el fracaso del negocio de la UEFIFA depende precisamente de tapar cuanto antes y con diligencia las grietas disidentes e impedir por todos los medios a su alcance, y son muchos, que alguien pueda aplicar una ley que no sea la suya propia. Y para eso, claro, es imprescindible que siga funcionando cual reloj insolidario la Omertá del resto de clubes.
PD: Ayer cumplió años Peter Knowles, ex jugador del Wolverhampton, un tipo con una peculiar historia. Billy Bragg le dedicó una canción, God's Footballer, incluída en su álbum Don't Try This At Home. Aquí dejo el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=-EfYlwlpz2U