Un amigo madridista me decía esta mañana, después de conocer la oferta que el Real Madrid ha hecho (y el Manchester United se ha visto obligado a aceptar) por Cristiano Ronaldo, que Florentino Pérez ha desencadenado en el fútbol mundial una nueva operación Conmoción y Pavor. Dando por bueno el dato de que el Madrid acabará pagándole al club inglés 96 millones de euros por el jugador portugués y que hace dos días alcanzó un acuerdo con el Milan por Kaká a cambio de otros 65, y teniendo en cuenta que todo el mundo manejaba una cifra redonda de 300 millones de euros de inversión en el primer equipo de fútbol, a F.P. le quedarían todavía otros 139 millones de euros para ir sembrando por ahí el pánico entre sus adversarios. En once días de presidencia, Florentino ya ha logrado lo que no consiguió Ramón Calderón en tres años: bajo los cascos de su caballo nunca más crece la hierba.
Los fichajes de Kaká y de Cristiano Ronaldo no han llegado tras arduas negociaciones, idas y venidas, reuniones a tres bandas, subidas y bajadas, salidas y entradas, no, qué va. Florentino simplemente ha pagado lo que le pedían por dos jugadores que él consideraba estratégicos para su proyecto deportivo y económico, o al revés, económico y deportivo. Esa es la palabra mágica de toda esta historia: "estratégico". Kaká y Ronaldo no son sólo dos de los cinco o seis mejores jugadores del mundo sino que, además, poseen un impacto mediático que quizás no tengan otros futbolistas de su mismo nivel. Florentino quiere posicionar, primero, y consolidar, después, la marca Real Madrid en todo el mundo y para eso había dos contrataciones imprescindibles: alrededor de Kaká y de Cristiano Ronaldo girará el nuevo Real Madrid, convertido en un equipo de auténtico ensueño.
Ya dijo Jorge Valdano que Cristiano Ronaldo era una "postal futbolística" que ellos sabrían cuidar. Y ya advirtió también Florentino que el club tendría que realizar en un año la inversión de tres. Puede que el siguiente sea David Villa. Juan Sol, ex jugador de Valencia y Real Madrid y en la actualidad ojeador del Chelsea, ha dicho hoy mismo a la salida de Mestalla que el deseo del delantero asturiano no es otro que vestir de blanco madridista la próxima temporada y que contra eso no hay absolutamente nada que se pueda hacer. Florentino Pérez no hace prisioneros. Supongo que acerca de esta política de "tierra quemada" surgirán mil y una teorías y un montón de cábalas, todas ellas a buen seguro interesantísimas, pero lo único cierto es que el mejor club de fútbol del siglo XX, el más rico y el que más títulos tiene, quiere serlo también del XXI y para eso necesita a los mejores jugadores del momento. Ya tiene a otros dos.