La confirmación por parte de Leonardo de que el PSG tiene su plantilla prácticamente cerrada es un golpe bajo para el Real Madrid, que si no la tiene aún es en parte debido a que Kaká cobra un auténtico pastizal y, aunque el chico tiene una fe acreditada en Dios, cuestión ésta que está muy bien, parece sin embargo no tener demasiada confianza en sí mismo y en sus posibilidades de futuro. Yo tampoco. Lo cierto es que el brasileño ejerce de tapón para futuras contrataciones, y de manera muy destacada la de Modric con el que ahora iré, y aunque es lógico y natural que un trabajador exija que se cumpla lo firmado en su contrato no resulta demasiado alentador ni llama precisamente al optimismo que un estrellón como éste, que todos coincidiremos en que no es precisamente un trabajador convencional, sestee limitándose a aplaudir desde el banquillo mientras ve pasar la vida.
Tengo para mí que, al final, el Real Madrid tendrá que comulgar con ruedas de Kaká y quedarse con un futbolista altamente desaprovechado, un actor de reparto desde que llegó a la casa blanca. O eso o Florentino Pérez acuerda algún tipo de operación en la que el club merengue complete la millonaria ficha que nadie está dispuesto a pagarle. Hablemos claro: Kaká, que sólo sabemos cómo se siente y por dónde respira por lo que Caroline Celico nos desliza a través de las redes sociales o por sus ardorosas intervenciones desde el palco de la Iglesia Evangélica, pretende seguir siendo un mantenido. Yo no sé cómo me sentiría si llevara un montón de tiempo cobrando diez millones de euros o más al año y hubiera sido FIFA World Player y Balón de Oro en 2007, pero estoy seguro de que no me gustaría que me tomaran por lo que no soy.
En cuanto a Modric, que yo creo que entrará aún en el caso de que no acabe saliendo Kaká, estaba meridianamente claro que la operación no iba a ser tan sencilla; en primer lugar porque es lógico y natural que el Tottenham defienda sus intereses y cualquier club es capaz de percibir además el ansia que se ha generado alrededor del fichaje del croata; y en segundo lugar porque en algún momento debía resurgir con fuerza de sus cenizas el entrañable Villas Boas, uno de los archienemigos más contrastados y prestigiosos de José Mourinho. De Villas Boas siempre esperamos lo mejor, algo similar a lo que esperan los fans de Sherlock Holmes del profesor Moriarty o los seguidores de James Bond de Francisco Scaramanga. Será una contratación sufrida, un parto con cesárea, pero finalmente será... salvo catástrofe. Y aunque haya que comulgar con ruedas de Kaká.